El director internacional de la petrolera brasilera, Néstor Cerveró, deslizó que ExxonMobil planea retirar sus negocios no sólo de Argentina, sino de Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay. Según informó la agencia española EFE, el ejecutivo brasileño intentó desmentir que Petrobrás tuviera intenciones de comprar los activos que Esso dejaría en la región.
Hace algunas semanas, ExxonMobil anunció su retiro de Argentina y pidió que pusieran precio a sus activos en el país. El J.P.Morgan es el banco encargado de realizar la operación, que tiene un piso de 200 millones de dólares.
En Argentina, Esso tiene 12% del mercado de combustibles. Tiene una refinería en la ciudad de Campana, tres centros de distribución y cerca de 500 estaciones de servicio con su marca (90 que administra directamente y el resto como franquicias).
Ayer venció el plazo para presentar las ofertas de compra, en medio del más estricto hermetismo de los voceros de Esso.
Pero son varios los que, se cree, estarían interesados en estos activos petroleros. Uno de ellos sería la petrolera estatal venezolana PDVSA. Hace tiempo que la compañía bolivariana quiere desembarcar en el país. Desde 2001 hace intentos infructuosos, que sólo le permitieron tener dos estaciones de servicio en asociación con la petrolera argentina ENARSA y hacerse de las estaciones de Sol. También intentó, sin fortuna, quedarse en 2005 con los activos de la angloholandesa Shell.
Pero PDVSA no sólo intentaría ocupar el vacío que dejaría Esso en Argentina. Según el diario uruguayo El Obsevador, estaría negociando la compra de las 107 gasolineras que tiene la compañía estadounidense en Uruguay.
Un interesado local sería el fondo de inversión argentino Dolphin, que tiene una importante participación en el mercado eléctrico nacional.
Mientras, las posibilidades de que el Estado argentino se involucre directamente en la compra de los activos en cuestión son tan lejanas (o cercanas), como de que participe de la compra de 25% de las acciones de YPF que la española Repsol busca vender.
Sin embargo, sí tiene el gobierno un rol asumido. Desde el ministerio de Planificación que dirige Julio De Vido, se dejó entrever cierta resistencia a que la transferencia de esos activos tenga como destinatario a la brasilera Petrobrás.
El gobierno está decidido a ser un interlocutor a tener en cuenta en las operaciones del mercado energético local. Así se lo vio en los manejos accionarios de la mayor transportista eléctrica local, Trasener. Petrobrás debió deshacerse de 50% de Citelec (que controla 53% de la transportista). Era el fondo de inversión estadounidense Etton Park el que iba a adquirir esa participación. Pero el gobierno recomendó que fueran las argentinas Enarsa y Electroingeniería las que se introdujeran en la transportista eléctrica. Y así fue.
Estos vaivenes se dan en el marco de un período crítico del país en materia energética. La crisis que se predecía desde por lo menos 2004 se mostró con fuerza durante el invierno que acaba de terminar. En mayo, junio y julio de este año, durante 60 días, faltó gasoil, naftas, gas natural, electricidad, fuel oil y gas en garrafas. Según indican especialistas, las perspectivas para el próximo verano no son mejores.
El director internacional de la petrolera brasilera, Néstor Cerveró, deslizó que ExxonMobil planea retirar sus negocios no sólo de Argentina, sino de Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay. Según informó la agencia española EFE, el ejecutivo brasileño intentó desmentir que Petrobrás tuviera intenciones de comprar los activos que Esso dejaría en la región.
Hace algunas semanas, ExxonMobil anunció su retiro de Argentina y pidió que pusieran precio a sus activos en el país. El J.P.Morgan es el banco encargado de realizar la operación, que tiene un piso de 200 millones de dólares.
En Argentina, Esso tiene 12% del mercado de combustibles. Tiene una refinería en la ciudad de Campana, tres centros de distribución y cerca de 500 estaciones de servicio con su marca (90 que administra directamente y el resto como franquicias).
Ayer venció el plazo para presentar las ofertas de compra, en medio del más estricto hermetismo de los voceros de Esso.
Pero son varios los que, se cree, estarían interesados en estos activos petroleros. Uno de ellos sería la petrolera estatal venezolana PDVSA. Hace tiempo que la compañía bolivariana quiere desembarcar en el país. Desde 2001 hace intentos infructuosos, que sólo le permitieron tener dos estaciones de servicio en asociación con la petrolera argentina ENARSA y hacerse de las estaciones de Sol. También intentó, sin fortuna, quedarse en 2005 con los activos de la angloholandesa Shell.
Pero PDVSA no sólo intentaría ocupar el vacío que dejaría Esso en Argentina. Según el diario uruguayo El Obsevador, estaría negociando la compra de las 107 gasolineras que tiene la compañía estadounidense en Uruguay.
Un interesado local sería el fondo de inversión argentino Dolphin, que tiene una importante participación en el mercado eléctrico nacional.
Mientras, las posibilidades de que el Estado argentino se involucre directamente en la compra de los activos en cuestión son tan lejanas (o cercanas), como de que participe de la compra de 25% de las acciones de YPF que la española Repsol busca vender.
Sin embargo, sí tiene el gobierno un rol asumido. Desde el ministerio de Planificación que dirige Julio De Vido, se dejó entrever cierta resistencia a que la transferencia de esos activos tenga como destinatario a la brasilera Petrobrás.
El gobierno está decidido a ser un interlocutor a tener en cuenta en las operaciones del mercado energético local. Así se lo vio en los manejos accionarios de la mayor transportista eléctrica local, Trasener. Petrobrás debió deshacerse de 50% de Citelec (que controla 53% de la transportista). Era el fondo de inversión estadounidense Etton Park el que iba a adquirir esa participación. Pero el gobierno recomendó que fueran las argentinas Enarsa y Electroingeniería las que se introdujeran en la transportista eléctrica. Y así fue.
Estos vaivenes se dan en el marco de un período crítico del país en materia energética. La crisis que se predecía desde por lo menos 2004 se mostró con fuerza durante el invierno que acaba de terminar. En mayo, junio y julio de este año, durante 60 días, faltó gasoil, naftas, gas natural, electricidad, fuel oil y gas en garrafas. Según indican especialistas, las perspectivas para el próximo verano no son mejores.