Los modelos startup en los negocios son una gran oportunidad para irrumpir en el mercado y hacerse de un nombre y buenas ganancias. Pero también son modelos altamente riesgosos y una mala jugada puede arruinar o bien una oportunidad de negocios o bien el primer paso de un futuro emprendedor. Por lo tanto, ¿qué hay que evitar sí o sí cuando se comienza a levantar una startup?
No pensar bien la idea
A primera vista, un consejo obvio. Pero un éxamen más detallado puede demostrar que es un error muy común y difícil de ver. Por ejemplo, elegir un nicho muy obscuro porque nadie lo ha explotado es la mejor manera de arrinconarse y dificultar una futura expansión. Su contracara, la de imitar o derivar ideas de modelos éxitosos, tiene un problema parecido. ¿Qué vamos a ofrecer que marqué la diferencia? Lo que hace buena a una idea es la dosis justa de innovación y atención a lo que el mercado está demandando.
Confundir una buena idea con un buen negocio
Muchas personas tienen buenas ideas pero no todas las buenas ideas son buenos modelos de negocios. Lo importante no es la idea en sí misma sino su ejecución. Aunque una buena idea es fundamental y el primer paso a una ejecución fructífera, no sirve de nada si no puede enmarcarse en un modelo rentable. Incluso, si ambos son excelentes, puede que el mercado aún no éste listo para el producto o servicio por distintos motivos. La única forma de saberlo es experimentar.
No prestar atención a la informática
No es una novedad que muchas startup éxitosas pertenecen al sector de servicios o bienes tecnológicos y digitales. Pero para ingresar correctamente a éste sector no alcanza con sólo saber que es lucrativo y popular. Entre otras cosas, hay que saber escoger a la gente que va a realizar las tareas que el emprendedor puede no saber hacer. Los programadores pueden ser una bendición o una maldición en una startup, así que es de suma importancia elegir buenos programadores (incluso más que otros recursos humanos). De igual manera es muy importante conocer la plataforma en la que vamos a lanzar el proyecto, al menos tangencialmente. Pensar en la escalabilidad, la adaptabilidad, la capacidad de expansión o la popularidad de la plataforma escogida es la mejor manera de evitar problemas a futuro.
No ser flexible con la idea
Un emprendedor pasa los últimos tres meses pensando la idea, estudiando el mercado, viendo empresas similares y siguiendo su rendimiento, planificando la publicidad, fantaseando sobre el futuro y un día decide emprender. Junta algunos socios e inversores y en la primera reunión empiezan a llover las críticas. En lugar de ser reacios a cambiar, hay que saber tomar las correciones de buena manera y entender que quizás la idea no era tan genial como parecía en un primer momento. Ser flexible es de vital importancia en el ecosistema competitivo y oscilante de las startups.
Demasiado o demasiado poco
El sencillo error de intentar emprender solo o con demasiados socios. Cualquiera de los extremos puede ser perjudicial para el proyecto. Emprender solo tiene la desventaja de verse obligado a prescindir de ayuda financiera, apoyo emocional, no poder emprender en áreas que no se conocen técnicamente o no tener un oído que esté tan involucrado como el dueño del proyecto para compartir ideas o pensar soluciones. La otra cara de la moneda, son las startups de 20 socios. Todos intentando coincidir en el nombre o los colores insignia del producto o servicio y perdiendo valioso tiempo. Lo mejor es mantenerse en un punto medio, donde no se está solo ni tampoco atosigado.