Muchas personas tal vez tienen una buena idea o están fascinados con la noción de abrir una empresa propia. Están dispuesto a correr algunos riesgos, como dejar tu trabajo actual o sacrificar tus ganancias personales por un rato, pero hay un pequeño detalle logístico que te está frenando: no tienen mucho dinero.
En primera instancia esto puede parecer un enorme problema, pero la falta de capital personal no debe detener en seco el nacimiento de una buena idea de negocios. De hecho, es posible empezar y hacer crecer un negocio son tener que invertir mucho dinero propio. El truco es saber cómo hacerlo.
Reducir las necesidades
La primera alternativa es cambiar el modelo del negocio para que demande menos cosas de la lista de items necesarios para abrir una empresa, que incluye logística, empleados y oficina entre unlargo etcétera . Por ejemplo, si estamos pensando arrancar el negocio a solas, se puede reducir el costo por “empleados” sumando algunas socios. A menos que absolutamente necesitemos una oficina, se puede trabajar desde casa o en un espacio de coworking. Incluso es posible encontrar suministros que sean más baratos o reducir tu línea de producción. Sin embargo, hay gastos que no se pueden evitar. El uso de licencias y gastos legales puede frenar todo tu proceso de emprendimiento si no se utilizan de la manera correcta.
Bootstraping
A esta etapa se le conoce como el “calentamiento” antes de empezar a emprender más en forma. El bootstraping quiere decir que en lugar de arrancar con un modelo de negocios totalmente desarrollado, se empiece con lo más básico. Se puede publicar un blog para un nicho, generar audiencia y ganancias con este público y luego ampliar el rango de acción. Una vez que empezemos a recibir ganancias, podemos invertir nuestro propio dinero e ir construyendo el negocio que teníamos en mente pedazo a pedazo, en lugar de querer hacerlo en una sola acción.
Buscar dinero por fuera
El tercer camino se trata de encontrar financiamiento a través de inversionistas externos. Y en este momento todo es válido. Se puede recurrir a amigos o familiares de confianza, con la ventaja de que sean inversionistas más flexibles. Inversores ángeles, que posiblemente pidan ser dueños de una parte del negocio, capitales de riesgo o préstamos bancarios suelen ser las opciones más populares; pero no son las únicas. No hay que olvidar las formas más modernas como el crowdfunding, muy fuerte en internet, o el apoyo de instituciones estatales y no gubernamentales.