Zoellick fue a Brasil para discutir la viabilidad del ALCA

Robert Zoellick, agente comercial viajero de la administración Bush, viajó a Brasilia para hablar de la futura Área de Libre Comercio Americano (ALCA). Muchos sospechan que, en realidad, cabildeará contra el Mercosur.

29 mayo, 2003

Zoellick entregará a Luiz Inácio de Silva (Lula) una carta personal
de George W. Bush. Al parecer, el texto replica- sin mucha sutileza- las críticas
al proteccionismo de Estados Unidos (y la Unión Europea) en materia agrícola
y siderúrgica, formuladas por el presidente brasileño en la reciente
cumbre del Grupo Río en Lima.

Por supuesto, Washington deplora el cerrado apoyo de Brasil al Mercosur, que
ahora influye en Argentina y en un país no miembro de la asociación,
Chile, que se ha enfriado bastante respecto del ALCA. En rigor, el área
es un proyecto de porvenir incierto. Especialmente porque Méjico, socio
de EE.UU. y Canadá en el Tratado de Libre Comercio (TLC), tampoco muestra
entusiasmo.

La visita de Zoellick -funcionario cuya subsistencia está en juego desde
su fracaso en las dos primeras reuniones de la ronda Dohá- no parece
políticamente oportuna. Esta misma semana, Lula y su nuevo colega argentino,
Néstor Kirchner, refirmaron el papel prioritario del Mercosur y hasta
lo propusieron como plataforma hacia una alianza sudamericana en lo político
y económico. En otras palabras, una simbiosis entre Mercosur y Grupo
Andino.

Tanto el canciller brasileño Celso Amorim como los ministros de Desarrollo
(Luiz Furlan) y Agricultura (Roberto Rodrigues) se han manifestado "escépticos"
sobre el ALCA. Rodrigues fue más allá y se declaró "optimista
respecto de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea".
A su criterio y el de Amorin "hay excesiva disparidad entre EE.UU. y un
hipotético ALCA, ya que la superpotencia concentra 70% del producto bruto
continental e igual proporción del comercio en el hemisferio".

Zoellick entregará a Luiz Inácio de Silva (Lula) una carta personal
de George W. Bush. Al parecer, el texto replica- sin mucha sutileza- las críticas
al proteccionismo de Estados Unidos (y la Unión Europea) en materia agrícola
y siderúrgica, formuladas por el presidente brasileño en la reciente
cumbre del Grupo Río en Lima.

Por supuesto, Washington deplora el cerrado apoyo de Brasil al Mercosur, que
ahora influye en Argentina y en un país no miembro de la asociación,
Chile, que se ha enfriado bastante respecto del ALCA. En rigor, el área
es un proyecto de porvenir incierto. Especialmente porque Méjico, socio
de EE.UU. y Canadá en el Tratado de Libre Comercio (TLC), tampoco muestra
entusiasmo.

La visita de Zoellick -funcionario cuya subsistencia está en juego desde
su fracaso en las dos primeras reuniones de la ronda Dohá- no parece
políticamente oportuna. Esta misma semana, Lula y su nuevo colega argentino,
Néstor Kirchner, refirmaron el papel prioritario del Mercosur y hasta
lo propusieron como plataforma hacia una alianza sudamericana en lo político
y económico. En otras palabras, una simbiosis entre Mercosur y Grupo
Andino.

Tanto el canciller brasileño Celso Amorim como los ministros de Desarrollo
(Luiz Furlan) y Agricultura (Roberto Rodrigues) se han manifestado "escépticos"
sobre el ALCA. Rodrigues fue más allá y se declaró "optimista
respecto de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea".
A su criterio y el de Amorin "hay excesiva disparidad entre EE.UU. y un
hipotético ALCA, ya que la superpotencia concentra 70% del producto bruto
continental e igual proporción del comercio en el hemisferio".

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