Redefinición de las reglas del trabajo
Poco de nosotros estamos realizando la misma tarea que soñamos en la niñez o adolescencia. Lo dice David Thompson fundador de la consultora Beyond the Dots.
18 junio, 2010
<p>A medida ue crecemos, la realidad de la vida se entromete y en cuanto nos descuidamos estamos en un camino que lentamente se va orientando en una dirección diferente. Si a eso se le suman las presiones de encontrar pareja, sucumbir al culto de una hipoteca, tener hijos, mantener una familia, aquel sueño de convertirse en astronauta se ve como de ciencia ficción. Nada más que un sueño del niño que fuimos. <br /><br />Para la mayoría de nosotros, entonces, el trabajo que hacemos no es el trabajo que soñamos. Para la mayoría de nosotros, el trabajo es sólo un medio para lograr un fin. Paga la hipoteca y mantiene a la familia. Con seguridad, algunos de nosotros encontramos cosas que nos gustan en ese trabajo. Algunos obtenemos una sensación de logro o plenitud en diferentes medidas. Pero en última instancia, un empleo hace exactamente eso: pagar las cuentas.<br /><br />Y está bien. En la vida siempre hay que encontrar algún equilibrio. Pero para aquellos de nosotros que manejamos a otra gente, que queremos obtener lo mejor de la gente, todo esto plantea algunos interrogantes. En particular, debería conducirnos a examinar qué hace falta para retener a nuestra gente en un mercado laboral que comienza a recuperarse después de la crisis. <br /><br />Antes de que todo se fuera al diablo en el mundo, nadie cuestionaba las reglas del trabajo. Ahora sí. El cliché era siempre” la gente es nuestro capital más importante”. Todas las organizaciones lo rezaban cuantas veces hiciera falta pero se lo olvidaban cuando las papas quemaban. <br /><br />Luego de experimentar de primera mano la forma en que las organizaciones se comportan con ellos, muchas personas están reevaluando el papel que el trabajo cumple en sus vidas. Ante la prolongada incertidumbre o, para muchos, la etapa posterior al despido, no sólo se cuestionan sino que están activamente cambiando su conducta. <br /><br />No es de extrañar. El compromiso, el arduo trabajo y la lealtad contaron muy poco durante los tiempos duros. Resultado: la gente revisa sus lealtades. <br /><br />Todas las estadísticas de personas cambiando de carrera, abandonando importantes empleos y recapacitándose como maestros de escuela, aprovechando la oportunidad del despidopara iniciar equeños emprendimientos, señalan en la misma dirección:desde ahora, el trabajo en nuestros términos ahora. <br /><br />Para gerentes y líderes, esto modifica todo lo que hemos llegado a entender sobre los que trabajan para nosotros. ¿Hemos empujado a nuestra gente al punto donde ellos tiraron a la basura el libro de las reglas, reevaluado lo que el trabajo significa para ellos y lo reposicionaron en sus vidas al punto en que el trabajo ya no es una prioridad? <br /> </p>
<p>Personalmente, creo que hemos hecho exactamente eso. Pero no todo está perdido. En realidad, por atemorizante que parezca, creo que podría ser el comienzo de un mundo nuevo. Un mundo difícil para los que gerencian y conducen los negocios. <br />
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Este nuevo mundo nos pedirá que hagamos lo que muchos de nosotros no hemos hecho en mucho tiempo: poner primero a la gente. Pensar, realmente, en ellos como individuos. Tendremos que ponernos en sus zapatos, pensar todo desde su perspectiva. Para eso tendremos que ser nosotros mismos. . ser honestos, abiertos, interesarnos, ayudar a la gente a obtener lo que desea y quiere del trabajo y no al revés. <br />
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Si logramos que el empleo realmente funcione para la gente, entonces se quedarán y nos darán lo mejor de si.Si no lo hacemos, no harán ninguna de las dos cosas. <br />
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