Wall Street y otras bolsas viven un auge en el fondo preocupante

“Es una burbuja interesante -sostiene el analista bursátil Vincent Boland-, porque hay récords en mercados cuyas economías reales pasan malos momentos. En el caso norteamericano, además, fiscales y reguladores siguen revolviendo el avispero”.

14 junio, 2003

Tanto el columnista del “Financial Times” como colegas en Nueva York y Tokio vinculan la “miniburbuja” a la campaña por la reelección de George W.Bush (en el caso de los paneles estadounidenses), cuya manifestación es la rebaja impositiva sobre dividendos accionarios, y al descenso de intereses en la Unión Europea. No sólo la tasa referencial del Banco Central Europeo (de 2,5 a 2% anual) sino, esencialmente, al retroceso de tipos libres: la Libor (1,07%) y la Euribor (2,05%) están en los mínimos desde hace años.

Pero la plena confianza de inversores, operadores y especuladores no se recobrará –en Wall Street, Chicago, Filadelfia, etc.- mientras sigan investigaciones, sumarios, procesos y sentencias originadas en la cadena de fraudes y escándalos empresarios iniciada a fines de 2001. Por otra parte, los picos de esta misma semana contrastan llamativamente con cada trasfondo. Los hubo en Nueva York (mientras subían el desempleo y el déficit fiscal), Fráncfort –mientras Alemania entra en recesión deflatoria-, Tokio (donde la deflación impera desde 1991), Londres –en este caso, porque Gran Bretaña no adopta el euro- y San Pablo, pese a problemas sistémicos en la economía brasileña.

“Sin la menor duda, mayo y junio están siendo excelentes para los paneles bursátiles estadounidenses. El Standard&Poo’s 500 –apunta Boland- roza los mil puntos y está casi 25% sobre los pisos del año, registrados en marzo. El Dow Jones industrial viene manteniédose sobre la cota de 9.000”. Los retornos son atractivos y, si esta tendencia llega a fines de año, el “mercado oso” habrá sido dejado atrás. Algunos analistas confían en que ello suceda debido a los volúmenes negociados, muy superiores a los de hace diez o doce meses. En el New York Stock Exchange (NYSE) se llegó a casi 1.850 millones de acciones el seis de junio. Pero, a dólares constantes y tomando el récord absoluto del DJ (11.723 puntos, 14 de enero de 2000) o el máximo volumen absoluto (2.170 millones, 24 de julio de 2002), el valor de las acciones hoy refleja un dólar mucho más barato en términos de euro, franco suizo o libra. Exactamente lo mismo sucede con los indicadores paulistas o porteños en moneda local.

No sólo Boland, Robert Kuttner o George Soros toman las estadísticas y el miniauge con pinzas. Según un informe de la consultora londinense Greenwich Associates, la intermediación bursátil afronta ciertos problemas en EE.UU., debido al achicamiento de comisiones y, por tanto, ingresos, precisamente mientras las sanciones a firmas de valores -por conflictos de intereses- hacen que los clientes exijan mejor calidad de servicio y transparencia… a los mismos costos.

La clave es el arreglo entre la Securities & Exchange Commission y los principales operadores de Wall Street. ¿Quiénes, cómo y a qué costo prestarán los tradicionales servicios de investigación, análisis y calificación de valores?. Las grandes firmas o sus controlantes son remisas a abandonar sus negocios como bancas de inversión para replegarse a las funciones “históricas”. Pero el pacto con la SEC las obliga a hacerlo o, de lo contrario, a cofinanciar firmas especialistas.

Entretanto, las comisiones ha ido cediendo de 4,9/5,1 centavos por acción en 2002 a 4,6/4,8 centavos (-6%) y pueden bajar a 4,3/4,5 centavos en 2004. Además, el dólar vale 20% menos que hace un año. Paralelamente, cada mes más transacciones con acciones y bonos se pasan a plataformas electrónicas, es decir al mercado global continuo, cuyas comisiones son apenas una fracción de las cobradas por el NYSE y otros recintos físicos. “Para sobrevivir, Wall Street debe restructurarse tan drástica como velozmente”, aconseja Boland.

Tanto el columnista del “Financial Times” como colegas en Nueva York y Tokio vinculan la “miniburbuja” a la campaña por la reelección de George W.Bush (en el caso de los paneles estadounidenses), cuya manifestación es la rebaja impositiva sobre dividendos accionarios, y al descenso de intereses en la Unión Europea. No sólo la tasa referencial del Banco Central Europeo (de 2,5 a 2% anual) sino, esencialmente, al retroceso de tipos libres: la Libor (1,07%) y la Euribor (2,05%) están en los mínimos desde hace años.

Pero la plena confianza de inversores, operadores y especuladores no se recobrará –en Wall Street, Chicago, Filadelfia, etc.- mientras sigan investigaciones, sumarios, procesos y sentencias originadas en la cadena de fraudes y escándalos empresarios iniciada a fines de 2001. Por otra parte, los picos de esta misma semana contrastan llamativamente con cada trasfondo. Los hubo en Nueva York (mientras subían el desempleo y el déficit fiscal), Fráncfort –mientras Alemania entra en recesión deflatoria-, Tokio (donde la deflación impera desde 1991), Londres –en este caso, porque Gran Bretaña no adopta el euro- y San Pablo, pese a problemas sistémicos en la economía brasileña.

“Sin la menor duda, mayo y junio están siendo excelentes para los paneles bursátiles estadounidenses. El Standard&Poo’s 500 –apunta Boland- roza los mil puntos y está casi 25% sobre los pisos del año, registrados en marzo. El Dow Jones industrial viene manteniédose sobre la cota de 9.000”. Los retornos son atractivos y, si esta tendencia llega a fines de año, el “mercado oso” habrá sido dejado atrás. Algunos analistas confían en que ello suceda debido a los volúmenes negociados, muy superiores a los de hace diez o doce meses. En el New York Stock Exchange (NYSE) se llegó a casi 1.850 millones de acciones el seis de junio. Pero, a dólares constantes y tomando el récord absoluto del DJ (11.723 puntos, 14 de enero de 2000) o el máximo volumen absoluto (2.170 millones, 24 de julio de 2002), el valor de las acciones hoy refleja un dólar mucho más barato en términos de euro, franco suizo o libra. Exactamente lo mismo sucede con los indicadores paulistas o porteños en moneda local.

No sólo Boland, Robert Kuttner o George Soros toman las estadísticas y el miniauge con pinzas. Según un informe de la consultora londinense Greenwich Associates, la intermediación bursátil afronta ciertos problemas en EE.UU., debido al achicamiento de comisiones y, por tanto, ingresos, precisamente mientras las sanciones a firmas de valores -por conflictos de intereses- hacen que los clientes exijan mejor calidad de servicio y transparencia… a los mismos costos.

La clave es el arreglo entre la Securities & Exchange Commission y los principales operadores de Wall Street. ¿Quiénes, cómo y a qué costo prestarán los tradicionales servicios de investigación, análisis y calificación de valores?. Las grandes firmas o sus controlantes son remisas a abandonar sus negocios como bancas de inversión para replegarse a las funciones “históricas”. Pero el pacto con la SEC las obliga a hacerlo o, de lo contrario, a cofinanciar firmas especialistas.

Entretanto, las comisiones ha ido cediendo de 4,9/5,1 centavos por acción en 2002 a 4,6/4,8 centavos (-6%) y pueden bajar a 4,3/4,5 centavos en 2004. Además, el dólar vale 20% menos que hace un año. Paralelamente, cada mes más transacciones con acciones y bonos se pasan a plataformas electrónicas, es decir al mercado global continuo, cuyas comisiones son apenas una fracción de las cobradas por el NYSE y otros recintos físicos. “Para sobrevivir, Wall Street debe restructurarse tan drástica como velozmente”, aconseja Boland.

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