Vuelven las presiones sobre China y el yüan barato

Mientras duraron la crisis financiera y la recesión en occidente, muchos críticos de Beijing y su política cambiaria no abrían la boca. Ahora, una lenta reactivación hace que esos círculos vuelvan a la carga y con los mismos argumentos.

5 febrero, 2010

<p>Despu&eacute;s de todo, ese contexto les permit&iacute;a a varios pa&iacute;ses, con Estados Unidos al frente, tomar prestados a China los ingentes fondos necesarios para financiar o estimular sus econom&iacute;as. Lo que era malo hasta 2007 pas&oacute; a ser bueno en 2008/9 y hoy, claro, torna a ser malo. Por ende, regresa la ortodoxia estadounidense.</p>
<p>La receta no ha cambiado: y&uuml;an m&aacute;s caro y, en un futuro, flotante. Vale decir, exportaciones chinas m&aacute;s caras que permitan competir a otros (l&eacute;ase EE.UU y Uni&oacute;n Europea). Por supuesto, esos cr&iacute;ticos soslayan los subsidios que amparan a productores agr&iacute;colas ineficientes de ambas &aacute;reas y Jap&oacute;n.</p>
<p>Paul Krugman, Nobel 2008, resume la cuesti&oacute;n en el sitio del <em>New York Times</em>: &rdquo;China es ya una potencia financiera y comercial, pero no act&uacute;a como sus competidoras occidentales. En vez, sigue normas mercantilistas &ndash;como Gran Breta&ntilde;a en el siglo XIX- y mantiene super&aacute;vit artificiales en su intercambio&rdquo;. De pronto patriota, el disc&iacute;pulo de Paul Samuelson califica esa pol&iacute;tica de &ldquo;predatoria, pues cuesta US$ 1.400.000 puestos laborales norteamericanos&rdquo;.</p>
<p>En otros t&eacute;rminos, dos tercios del desempleo en diciembre. Washington y otros gobiernos sostienen que ajustar hacia arriba el y&uuml;an es clave para evitar otra crisis financiera en las econom&iacute;as centrales. Pero China no tuvo nada que ver con el descalabro de malas hipotecas, el colapso financiero ni la recesi&oacute;n de 2008/9.</p>
<p>No obstante, Krugman es m&aacute;s sutil. &ldquo;El masivo ahorro interno chino, puesto en reservas internacionales libres &ndash;afirma- contribuy&oacute; al exceso de endeudamiento externos que permiti&oacute;, particularmente a EE.UU., llegar a tasas b&aacute;sicas de 0 a 0,25% anual&rdquo;. En una voltereta dial&eacute;ctica, el economista vincula la &uacute;ltima crisis sist&eacute;mica occidental, desde el colapso inmobiliario de 2006, a la pol&iacute;tica cambiaria china.</p>
<p>El columnista no menciona el otro caso de alto ahorro interno y moneda barata: Jap&oacute;n y el yen desde 1990/1. Tampoco recuerda que, desde la crisis de 1987/8, EE.UU. es una econom&iacute;a que casi no ahorra: sus burbujas a partir de 1997/2001 se han financiado con ahorro externo v&iacute;a letras de tesorer&iacute;a.</p>
<p>Por otra parte, analistas de la escuela de negocios Wharton creen que, en el largo plazo, &ldquo;China misma se beneficiar&aacute; con un y&uuml;an alto y flotaci&oacute;n cambiaria. Pero no ser&aacute; un proceso f&aacute;cil para Beijing ni Washington&rdquo;, sostiene Richard Marston. A su juicio, &ldquo;la repreciaci&oacute;n de a moneda morigerar&aacute; la inflaci&oacute;n y evitar&aacute; contramedidas en occidente&rdquo;.</p>
<p>Su colega Franklin Allen llega al extremo de calificar como una r&eacute;mora las reservas chinas por US$ 2,4 billones, de los cuales dos tercios, unos 1,6 billones, se expresan en d&oacute;lares. Pero, realista al fin, estima &ldquo;contraproducente presionar todo el tiempo a Beijing. Al cabo, ese gobierno admitir&aacute; que un mayor grado de flexibilidad cambiaria le resultar&aacute; ventajoso&rdquo;.</p>
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