Vuelve el optimismo sobre el canje y el NYT aplaude la recuperación

Los mercados reaccionaron positivamnte a la recontratación de Bank of New York como agente fiduciario. Ello aumenta probabilidades de que el canje comience el 17. Inesperadamente, mientras, el “New York Times” aplaude a la Argentina.

27 diciembre, 2004

“Tras el nuevo acuerdo –subraya el informe de Arpenta a sus clientes-, el propio BoNY manifestó que está realizando todos los esfuerzos posibles para poder comenzar con la operación en fecha”. Entretanbto, en Economía se hablaba ya de adelantar el inicio del canje al 14 de enero, aunque eso parecía más bien un gesto político, bastante menos relevante que los elogios del diario neoyorquino.

También obraban en favor “la nueva reducción de tasas básicas en Estados Unidos y el efecto que ha tenido sobre los bonos, especialmente los brasileños (el global 2040 cerró en US$ 118). Esto elevó bonos locales en dólares, como los boden 12 y 13, que avanzaron 1% en promedio durante. El primero llegó a precio récord: US$ 85”.

De paso, se beneficiaron los papeles ajustables en pesos, como el pro 12 y el bogar 18, que subieron más de 1%. Entre los bonos en cese selectivo de pagos, los globales tuvieron leve repunte. Sin embargo, los mejores eran los bocon originalmente en dólares. Arpenta espera que eso se profundizará a medida como se aproxime el comienzo del canje.

El cambio de actitud en el “New York Times” llamó la atención en los mercados. No tanto por sí mismo, sino porque debiera expresarlo Lawrence Rother, corresponsal en San Pablo más célebre por sus desplantes a Luiz Inácio (Lula) de Silva –ya durante la campaña presidencial- que por sus condiciones para el oficio. “Cuando la economía argentina entró en colapso, diciembre de 2001, muchos predijeron el apocalipsis, a menos que se adoptasen medidas ortodoxas y se llegara velozmente a acuerdo con los acreedores externos”.

Como viene apuntándolo este sitio desde 2002, la sapiencia convencional –inclusive columnistas y gurúes locales vinculados al negocio financiero- pronosticaban “desborde inflacionario, un peso sin valor, licuación de reservas y huida de capitales”. Pero –señala el artículo, claramente inspirado en varios de Paul Krugman, que el NYT publicaba ya por entonces- “a tres años de declarar un cese de pagos por más de US$ 100.000 millones, el juicio final no ha llegado”.

Por el contrario, “en 2004 el producto bruto interno crece 8%, como en 2003, suben las exportaciones, el peso se mentiene estable, los inversores ven regresando y cede el desempleo. Todo eso sin adoptar las medidas típicas exigidas por el Fondo Monetario”.

Entretanto, Mark Weisbrot –analista del Center for Economy & Policy Research, una entidad privada- puntualiza: “La recuperación argentina se da, en gran medida, desechando ostensiblemente la ortodoxia monetaria. Es algo histórico y da vuelta veinticinco años de recetas fallidas. Mientras otros países se arrastran, Argentina muestra un repunte sano y sostenible”.

Por supuesto, el inglés John Dodsworthy (representante permanente del FMI en el Banco Central) optó por un prudente comentario, impensable en Rodrigo Rato o Anne Krueger. “Tan alentadoras cifras –dijo aludiendo al superávit fiscal primario- se deben a una disciplica fiscal casi sin antecedentes en el país”.

“Tras el nuevo acuerdo –subraya el informe de Arpenta a sus clientes-, el propio BoNY manifestó que está realizando todos los esfuerzos posibles para poder comenzar con la operación en fecha”. Entretanbto, en Economía se hablaba ya de adelantar el inicio del canje al 14 de enero, aunque eso parecía más bien un gesto político, bastante menos relevante que los elogios del diario neoyorquino.

También obraban en favor “la nueva reducción de tasas básicas en Estados Unidos y el efecto que ha tenido sobre los bonos, especialmente los brasileños (el global 2040 cerró en US$ 118). Esto elevó bonos locales en dólares, como los boden 12 y 13, que avanzaron 1% en promedio durante. El primero llegó a precio récord: US$ 85”.

De paso, se beneficiaron los papeles ajustables en pesos, como el pro 12 y el bogar 18, que subieron más de 1%. Entre los bonos en cese selectivo de pagos, los globales tuvieron leve repunte. Sin embargo, los mejores eran los bocon originalmente en dólares. Arpenta espera que eso se profundizará a medida como se aproxime el comienzo del canje.

El cambio de actitud en el “New York Times” llamó la atención en los mercados. No tanto por sí mismo, sino porque debiera expresarlo Lawrence Rother, corresponsal en San Pablo más célebre por sus desplantes a Luiz Inácio (Lula) de Silva –ya durante la campaña presidencial- que por sus condiciones para el oficio. “Cuando la economía argentina entró en colapso, diciembre de 2001, muchos predijeron el apocalipsis, a menos que se adoptasen medidas ortodoxas y se llegara velozmente a acuerdo con los acreedores externos”.

Como viene apuntándolo este sitio desde 2002, la sapiencia convencional –inclusive columnistas y gurúes locales vinculados al negocio financiero- pronosticaban “desborde inflacionario, un peso sin valor, licuación de reservas y huida de capitales”. Pero –señala el artículo, claramente inspirado en varios de Paul Krugman, que el NYT publicaba ya por entonces- “a tres años de declarar un cese de pagos por más de US$ 100.000 millones, el juicio final no ha llegado”.

Por el contrario, “en 2004 el producto bruto interno crece 8%, como en 2003, suben las exportaciones, el peso se mentiene estable, los inversores ven regresando y cede el desempleo. Todo eso sin adoptar las medidas típicas exigidas por el Fondo Monetario”.

Entretanto, Mark Weisbrot –analista del Center for Economy & Policy Research, una entidad privada- puntualiza: “La recuperación argentina se da, en gran medida, desechando ostensiblemente la ortodoxia monetaria. Es algo histórico y da vuelta veinticinco años de recetas fallidas. Mientras otros países se arrastran, Argentina muestra un repunte sano y sostenible”.

Por supuesto, el inglés John Dodsworthy (representante permanente del FMI en el Banco Central) optó por un prudente comentario, impensable en Rodrigo Rato o Anne Krueger. “Tan alentadoras cifras –dijo aludiendo al superávit fiscal primario- se deben a una disciplica fiscal casi sin antecedentes en el país”.

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