Tecnológicas en dudas: Nokia enfrió una burbuja de tres días

Bastó una reestimación adversa difundida por la finesa Nokia para que la burbuja inflada desde el jueves se frenase en Wall Street. También pesó una encuesta sobre manejo de Irak, negativa para George W.Bush.

6 abril, 2004

En realidad, los operadores tienen razón: hubo “una módica toma de ganancias, luego de tres sesiones muy firmes”. Pero el recorte alcanzó a un gigante ajeno al sector de Nokia, nadie menos que IBM. Sea como fuere, es la primera rueda en descenso tras la onda iniciada el jueves, al calor de indicadores optimistas (empleo, expectativas del consumidor y de los gerentes de ventas, anticipo de buenos trimestrales y una encuesta favorable al presidente).

“Nokia fue una sorpresa, pero no creemos que prenuncie una ola de malos balances en el resto del espectro”, presume MTB Investments Advisors (Baltimore). “En realidad, todos sabían que algunos segmentos de comunicaciones muestran exceso de inventarios”.

El grupo finés, líder en teléfonos inalámbricos y dispositivos afines, recortó estimaciones de ingresos para el actual trimestre y admitió que sus celulares “no han estado a la altura de las exigencias del público” (eufemismo por menores ventas). La empresa cree que ha perdido participación de mercado a manos de rivales.

No obstante, ambas explicaciones parecen insuficientes para una caída de 19% en las acciones. “Como otros en el mismo sector, Nokia pecó de sobreoptimismo”, opina la consultora Wall Street Access. Eso no justifica, tampoco, el retroceso de IBM o Intel. Pero, como el “efecto manada” nunca muere, la tendencia llegó a Texas Instruments, RF Micro Devices, etc.

Tras el comunicado de Nokia, a media rueda, el Nasdaq compuesto (tecnológicas) perdía 0,8%, contra un Dow Jones Industrial neutro y –0,36% en el Standard&Poor’s 500. Al abrir el mercado, los tres indicadores ganaban alrededor de 0,75%. Al cierre, el Nasdaq cedía más de 1%, el DJ seguía neutro y el S&P 500 recortada la baja a 0,29%. A esa altura, algunos expertos hablaban de sobreactuación ante Nokia.

Al margen de esos números, varios analistas independientes venían notando –desde mediados de febrero- “sutiles aprensiones en el negocio de la telefonía inalámbrica norteamericana. Algunos comenzaban a sospechar que la consolidación no es una panacea para los problemas sectoriales”.

Curiosamente, por entonces AT&T Wireless (tercera operadora en EE.UU.) estaba por venderse y Cingular Wireless –la segunda en número de abonados- había ofrecido “informalmente” US$ 35.000 millones. CW quería decir sus dos matrices, BellSouth y SBC Communications. Pero la cuestión básica reside en el área celulares estadounidense, que genera ingresos anuales por alrededor de US$ 83.000 millones y vive una coyuntura tan crítica que las fusiones y adquisiciones ya no son un remedio mágico.

Tres razones lo determinan así: el desafío de nuevas tecnologías, la entrada de concurrentes y la reticencia del público a comprar dispositivos caros, complejos y no siempre necesarios. Todo en un contexto de tarifas descendentes para esos mismos servicios.

En el frente político, el veloz agravamiento de la “guerra de posguerra” en Irak volvía a mellar la figura de Bush. Una encuesta de Pew, firma especializada en sondeos, indica que 53% de los norteamericanos desaprueba las políticas presidenciales. Por supuesto, es sólo una muestra; pero también lo era la que, días atrás, le daba a Bush 55% de aprobación.

En realidad, los operadores tienen razón: hubo “una módica toma de ganancias, luego de tres sesiones muy firmes”. Pero el recorte alcanzó a un gigante ajeno al sector de Nokia, nadie menos que IBM. Sea como fuere, es la primera rueda en descenso tras la onda iniciada el jueves, al calor de indicadores optimistas (empleo, expectativas del consumidor y de los gerentes de ventas, anticipo de buenos trimestrales y una encuesta favorable al presidente).

“Nokia fue una sorpresa, pero no creemos que prenuncie una ola de malos balances en el resto del espectro”, presume MTB Investments Advisors (Baltimore). “En realidad, todos sabían que algunos segmentos de comunicaciones muestran exceso de inventarios”.

El grupo finés, líder en teléfonos inalámbricos y dispositivos afines, recortó estimaciones de ingresos para el actual trimestre y admitió que sus celulares “no han estado a la altura de las exigencias del público” (eufemismo por menores ventas). La empresa cree que ha perdido participación de mercado a manos de rivales.

No obstante, ambas explicaciones parecen insuficientes para una caída de 19% en las acciones. “Como otros en el mismo sector, Nokia pecó de sobreoptimismo”, opina la consultora Wall Street Access. Eso no justifica, tampoco, el retroceso de IBM o Intel. Pero, como el “efecto manada” nunca muere, la tendencia llegó a Texas Instruments, RF Micro Devices, etc.

Tras el comunicado de Nokia, a media rueda, el Nasdaq compuesto (tecnológicas) perdía 0,8%, contra un Dow Jones Industrial neutro y –0,36% en el Standard&Poor’s 500. Al abrir el mercado, los tres indicadores ganaban alrededor de 0,75%. Al cierre, el Nasdaq cedía más de 1%, el DJ seguía neutro y el S&P 500 recortada la baja a 0,29%. A esa altura, algunos expertos hablaban de sobreactuación ante Nokia.

Al margen de esos números, varios analistas independientes venían notando –desde mediados de febrero- “sutiles aprensiones en el negocio de la telefonía inalámbrica norteamericana. Algunos comenzaban a sospechar que la consolidación no es una panacea para los problemas sectoriales”.

Curiosamente, por entonces AT&T Wireless (tercera operadora en EE.UU.) estaba por venderse y Cingular Wireless –la segunda en número de abonados- había ofrecido “informalmente” US$ 35.000 millones. CW quería decir sus dos matrices, BellSouth y SBC Communications. Pero la cuestión básica reside en el área celulares estadounidense, que genera ingresos anuales por alrededor de US$ 83.000 millones y vive una coyuntura tan crítica que las fusiones y adquisiciones ya no son un remedio mágico.

Tres razones lo determinan así: el desafío de nuevas tecnologías, la entrada de concurrentes y la reticencia del público a comprar dispositivos caros, complejos y no siempre necesarios. Todo en un contexto de tarifas descendentes para esos mismos servicios.

En el frente político, el veloz agravamiento de la “guerra de posguerra” en Irak volvía a mellar la figura de Bush. Una encuesta de Pew, firma especializada en sondeos, indica que 53% de los norteamericanos desaprueba las políticas presidenciales. Por supuesto, es sólo una muestra; pero también lo era la que, días atrás, le daba a Bush 55% de aprobación.

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