Tasas hipotecarias: ¿anomalía o cambio estructural?

Durante los últimos 12 meses, la Reserva Federal viene elevando intereses básicos. Pero una tasa que interesa a millones –la del crédito hipotecario- se acerca al mínimo en 30 años y genera una peligrosa burbuja especulativa.

11 junio, 2005

Tan exiguos niveles (apenas 5,6% anual) fomentan una burbuja. ¿Por qué? Porque un financiamiento de viviendas tan bajo inyecta fondos a las familias cuando sus ingresos ya no aumentan a mayor ritmo que la inflación minorista. Dicho de otro modo, los estadounidenses son inducidos a endeudarse cada vez más.

Declarando ante un comité bicameral, el jueves 8, Alan Greenspan descubrió la situación presente como “claramente sin precedentes cercanos”. Mientras el emisor subía las tasas referenciales ocho veces desde junio de 2004, tratando de neutralizar tendencias inflacionarias, el tipo medio hipotecario cedía de 6,3 a 5,61% anual. El guarismo está apenas por encima del mínimo en tres decenios.

Por ende, el presidente del Sistema de Reserva Federal advirtió: “La economía afronta algunos desequilibrios significativos y burbujas”. El funcionario aseguró que la entidad no había cerrado el ciclo de ajustes en tasas básicas. Por el contrario, dejó entrever que -a fin de mes- el comité de política monetaria elevará ese tipo de 3 a 3,25%.

“Desde que estoy en esto, a mediados de los ´80, es el mayor desajuste entre el mercado de bonos y la economía”, señalaba Ethan Harris, analista jefe de Lehman Brothers y ex técnico del SRF. “Las cosas ocurren exactamente al revés de lo que era normal en plaza”. Antes, un avance de dos puntos en la tasa referencial llevaba a un punto de alza en los rinde de papeles a largo plazo (en esencia, la serie a diez años). “La lógica financiera –apunta el experto- marca que, cuando aumenta el costo de tomar fondos a muy corto plazo, como está sucediendo, también lo hará el dinero a mediano y largo términos”.

Tras mantener el tipo referencial desusadamente bajo, tras la recesión de 2000-1, el SRF empezó a elevarlo desde 1% (piso que no tocaba desde 1958) y, en casi un año, lo llevó a 3% anual. Esta tasa define lo que se cobran entre sí los bancos por fondos de uno a tres días. También en alrededor de 3%, la inflación anual sigue, a su vez, en los menores niveles de los últimos 25 años. Pero ahora se nota más en los bolsillos de personal y empresas, en tanto algunos directores del SRF temen que se acelere.

Hablando por satélite a una conferencia monetaria en Beijing, hace dos semanas, Greenspan citaba presuntas causas del “misterio de las tasas”, pero sembrando dudas sobre algunas. La interpretación más extendida es que los inversores simplemente ven la economía más débil de cuanto imagina el SRF. Por ende, compran bonos, una colocación conservadora. Sus precios y las tasas siempre se mueven en direcciones opuestas.

Pero, cree Greenspan, si el declive de tasas (de 4,4 a 3,9% anual en un mes) derivase totalmente de la economía, las buenas noticias lo frenarían, aun temporariamente. “Eso no ha ocurrido”, dice el banquero, apoyándose por supuesto en su propio “optimismo fundamentalista”.

Otros dos factores son el retroceso inflacionario causado por la globalización y la compra de bonos largos por fondos jubilatorios, que se acolchonan previendo una masa de aportantes próximos al retiro. Greenspan no tuvo réplica. Sólo señaló que eso no explicaba lo ocurrido en otras oportunidades con las tasas hipotecarias.

Tan exiguos niveles (apenas 5,6% anual) fomentan una burbuja. ¿Por qué? Porque un financiamiento de viviendas tan bajo inyecta fondos a las familias cuando sus ingresos ya no aumentan a mayor ritmo que la inflación minorista. Dicho de otro modo, los estadounidenses son inducidos a endeudarse cada vez más.

Declarando ante un comité bicameral, el jueves 8, Alan Greenspan descubrió la situación presente como “claramente sin precedentes cercanos”. Mientras el emisor subía las tasas referenciales ocho veces desde junio de 2004, tratando de neutralizar tendencias inflacionarias, el tipo medio hipotecario cedía de 6,3 a 5,61% anual. El guarismo está apenas por encima del mínimo en tres decenios.

Por ende, el presidente del Sistema de Reserva Federal advirtió: “La economía afronta algunos desequilibrios significativos y burbujas”. El funcionario aseguró que la entidad no había cerrado el ciclo de ajustes en tasas básicas. Por el contrario, dejó entrever que -a fin de mes- el comité de política monetaria elevará ese tipo de 3 a 3,25%.

“Desde que estoy en esto, a mediados de los ´80, es el mayor desajuste entre el mercado de bonos y la economía”, señalaba Ethan Harris, analista jefe de Lehman Brothers y ex técnico del SRF. “Las cosas ocurren exactamente al revés de lo que era normal en plaza”. Antes, un avance de dos puntos en la tasa referencial llevaba a un punto de alza en los rinde de papeles a largo plazo (en esencia, la serie a diez años). “La lógica financiera –apunta el experto- marca que, cuando aumenta el costo de tomar fondos a muy corto plazo, como está sucediendo, también lo hará el dinero a mediano y largo términos”.

Tras mantener el tipo referencial desusadamente bajo, tras la recesión de 2000-1, el SRF empezó a elevarlo desde 1% (piso que no tocaba desde 1958) y, en casi un año, lo llevó a 3% anual. Esta tasa define lo que se cobran entre sí los bancos por fondos de uno a tres días. También en alrededor de 3%, la inflación anual sigue, a su vez, en los menores niveles de los últimos 25 años. Pero ahora se nota más en los bolsillos de personal y empresas, en tanto algunos directores del SRF temen que se acelere.

Hablando por satélite a una conferencia monetaria en Beijing, hace dos semanas, Greenspan citaba presuntas causas del “misterio de las tasas”, pero sembrando dudas sobre algunas. La interpretación más extendida es que los inversores simplemente ven la economía más débil de cuanto imagina el SRF. Por ende, compran bonos, una colocación conservadora. Sus precios y las tasas siempre se mueven en direcciones opuestas.

Pero, cree Greenspan, si el declive de tasas (de 4,4 a 3,9% anual en un mes) derivase totalmente de la economía, las buenas noticias lo frenarían, aun temporariamente. “Eso no ha ocurrido”, dice el banquero, apoyándose por supuesto en su propio “optimismo fundamentalista”.

Otros dos factores son el retroceso inflacionario causado por la globalización y la compra de bonos largos por fondos jubilatorios, que se acolchonan previendo una masa de aportantes próximos al retiro. Greenspan no tuvo réplica. Sólo señaló que eso no explicaba lo ocurrido en otras oportunidades con las tasas hipotecarias.

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