Surcorea y Estados Unidos encaran un pacto de libre comercio

Seúl y Washington se tomarán trece meses para elaborar el mayor acuerdo de ese tipo desde al tratado norteamericano de Libre Comercio, 1994, con Canadá y Méjico. Hay plazo para negociar hasta abril de 2007.

10 febrero, 2006

La tarea no es fácil, pues se trata de acercar la segunda y la undécima economías del mundo en producto bruto interno. Por otra parte, Surcorea tiene bastante relevancia como para no sufrir el destino de los mejicanos, como socios bobos de un TNLC que va en vías de capotar.

Para el presidente Roh Mu Hyun, el objeto es consolidar una alianza que lleva ya 53 años, pues ha sido criticado por dejar que Surcorea se deslice hacia la esfera económica y política de Beijing. Al adelantarse a China y Japón en negociar el primer convenio bilateral entre una potencia económica regional y Estados Unidos, Seúl intenta un equilibrio. Para Washington, la tentación del mayor acceso a su séptimo exportador probablemente neutralice las objeciones de siderúrgicas, automotrices y productoras de electrónica para uso final.

Las negociaciones subrayan el desplazamiento de las mayores economias asiáticas (Japón, China, India, Surcorea, Taiwán) hacia acuerdos bilaterales, abandonanso la languideciente multilateralidad promovida por la Organización Mundial de Comercio. Tras subscribir pactos con Chile (2004) y Singapur (2005), Seúl estableció un departamento para acuerdos de libre comercio (ALC). Este mes, se abren conversaciones con Méjico, se continúan con Canadá y se anuncian con India.

También hay contactos preliminares con China, el Mercosur y la Asociación de Países del Sudeste Asiático. Por supuesto, los dos últimos casos implican una forma de “bilateralismo ampliado”. Entretanto, algunos expertos creen que dará nuevo impulso a un tigre que alcanza la adultez. El won ha avanzado 22% sobre el dólar desde 2002 y, en los menores niveles de casi diez años, ese dólar redujo a apenas 4,3% el aumento de exportaciones en enero. En tanto, las importaciones saltaban 17,6%, caso birrando el superávit comercial del mes.

Seúl estima que un ALC con EE.UU. elevará el PBI en 2% anual, las exportaciones en 15% y el empleo industrial en 6,5%. Gente cuyo gasto alimentario es el mayor entre las veinticuatro economías líderes, accederá a precios más baratos y podrá comprar más frutas, verduras, etc. Esto tiene un correlato geopolítico: Surcorea dispondrá de más alimentos subsidiados para paliar el hambre endémica en Norcorea y, eventualmente, sus veleidades nucleares.

No queda claro cómo se negociará una agenda de mil páginas, antes de que el presidente George W.Bush pierda –en 2007- facultades especiales para acelerar este tipo de acuerdos. Pero, desde Tokio, el ambajdor norteamericano recordaba que, cuando Bus y el primes minsitro australiano John Howard abrieron tratativas en 2003, nadie creía que la cuestión se zanjase en un año. Pero llevó menos.

La tarea no es fácil, pues se trata de acercar la segunda y la undécima economías del mundo en producto bruto interno. Por otra parte, Surcorea tiene bastante relevancia como para no sufrir el destino de los mejicanos, como socios bobos de un TNLC que va en vías de capotar.

Para el presidente Roh Mu Hyun, el objeto es consolidar una alianza que lleva ya 53 años, pues ha sido criticado por dejar que Surcorea se deslice hacia la esfera económica y política de Beijing. Al adelantarse a China y Japón en negociar el primer convenio bilateral entre una potencia económica regional y Estados Unidos, Seúl intenta un equilibrio. Para Washington, la tentación del mayor acceso a su séptimo exportador probablemente neutralice las objeciones de siderúrgicas, automotrices y productoras de electrónica para uso final.

Las negociaciones subrayan el desplazamiento de las mayores economias asiáticas (Japón, China, India, Surcorea, Taiwán) hacia acuerdos bilaterales, abandonanso la languideciente multilateralidad promovida por la Organización Mundial de Comercio. Tras subscribir pactos con Chile (2004) y Singapur (2005), Seúl estableció un departamento para acuerdos de libre comercio (ALC). Este mes, se abren conversaciones con Méjico, se continúan con Canadá y se anuncian con India.

También hay contactos preliminares con China, el Mercosur y la Asociación de Países del Sudeste Asiático. Por supuesto, los dos últimos casos implican una forma de “bilateralismo ampliado”. Entretanto, algunos expertos creen que dará nuevo impulso a un tigre que alcanza la adultez. El won ha avanzado 22% sobre el dólar desde 2002 y, en los menores niveles de casi diez años, ese dólar redujo a apenas 4,3% el aumento de exportaciones en enero. En tanto, las importaciones saltaban 17,6%, caso birrando el superávit comercial del mes.

Seúl estima que un ALC con EE.UU. elevará el PBI en 2% anual, las exportaciones en 15% y el empleo industrial en 6,5%. Gente cuyo gasto alimentario es el mayor entre las veinticuatro economías líderes, accederá a precios más baratos y podrá comprar más frutas, verduras, etc. Esto tiene un correlato geopolítico: Surcorea dispondrá de más alimentos subsidiados para paliar el hambre endémica en Norcorea y, eventualmente, sus veleidades nucleares.

No queda claro cómo se negociará una agenda de mil páginas, antes de que el presidente George W.Bush pierda –en 2007- facultades especiales para acelerar este tipo de acuerdos. Pero, desde Tokio, el ambajdor norteamericano recordaba que, cuando Bus y el primes minsitro australiano John Howard abrieron tratativas en 2003, nadie creía que la cuestión se zanjase en un año. Pero llevó menos.

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