San Marino en el banquillo por los secretos bancarios
Por un lado, Banca dItalia (central) denuncia reciclaje de fondos vía la minirrepública. Por otro, Gonzalo Fernández canciller de Uruguay - sostuvo ante el parlamento que el país debe adaptarse a la tendencia mundial en materia de banca off shore.
Ambos estados y varios más figuran en la “lista negra” que la Organización de Cooperación pro Desarrollo Económico (OCDE, club de treinta economías líderes) presentó en abril al Grupo de los 20. En el primer caso, la “república” –modelada sobre la Venecia o la Pisa medievales- quedó involucrada en maniobras de Credito di Romagna (CdR), Istituto Bancario Sammarinese (IBS) y Cassa di Risparmio di San Marino (CRS). <br />
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La denuncia penal radicada en la fiscalía de Forli por el banco central italiano (lo es también de la mini república) se apoya en inspecciones y allanamientos en esas tres entidades privadas dentro del pequeño territorio. La causa involucra lavado de dinero, conexiones mafiosas y tráfico ilícito de crudos. Tercer país europeo en pequeñez, San Marino pretende ser la república más vieja del planeta, pero lo es en sentido medieval, no moderno. <br />
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El problema de los uruguayos es diferente. Convertido en paraíso extraterritorial durante el régimen militar, con apoyo de los dos partidos tradicionales (blanco, colorado), ha cooptado al gobierno del Frente amplio, en teoría izquierdista. Pero el informe de la OCDE abrió una brecha y, hoy, el propio gobierno en campaña electoral admite que “el derecho internacional va camino de eliminar el secreto financiero”. <br />
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Pero, por ahora, suena a cosmética. Montevideo levantará la norma sólo si lo piden gobiernos, previo acuerdos específicos. Así, ya ha firmado convenios con Alemania –estandarte de la guerra al “off shore”- y Hungría. Se negocian acuerdos similares con México, India, España, Chile y Portugal. Cabe esperar que se haga igual con Argentina y Brasil, de donde proviene el grueso de los fondos no declarados en origen. Naturalmente, la oposición atenta contra un sistema beneficioso para Uruguay. Lo es para los lavaderos instalados en la ciudad vieja y aledaños, pero ese dinero no entra en la pequeña economía oriental. <br />
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