Para salvar al gobierno, rescatarán a Fannie Mae y Freddie Mac
Hacienda y la Reserva Federal anunciaron un paquete para sostener a ambas hipotecarias paraestatales. Eso se supo antes de subastarse anticipadamente deuda nueva de Freddie Mac. Pero, de IndyMac, ni una palabra.
14 julio, 2008
En realidad, el operativo busca blindar la Tesorería y recién empieza. Henry Paulson –cerebro de nuevas maniobras para usar dinero público en salvatajes cuestionables- pedirá al congreso autorizar un alza temporaria de líneas de crédito para las dos compañías y una toma de acciones en ambas si fuere precisa.<br />
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El peligroso esquema incluye funciones de asesoría para la Reserva Federal, en cuanto a definir requisitos de capital y otros asuntos relativos a las prestamistas. Por de pronto, Benjamin Bernanke ya otorgó a la RF de Nueva York facultades para transferir fondos directamente como redescuentos (3% anual) a Fannie y Freddie. En suma, un paquete para manejar la crisis sin necesidad de intervenirlas, trago muy amargo en plena campaña electoral.<br />
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Para el resto de los mercados occidentales (no el globo, como se ilusiona Wall Street), si Fannie y Freddie siguen como van, aumentará la falta de confianza en las letras de Tesorería estadounidenses. También sufrirá el dólar. A fin de junio, unos US$ 1,3 billones –o sea 21,4% de la deuda externa total a largo plazo de Estados Unidos, unos US$ 6 billones- estaban en poder de acreedores soberanos. En particular, Japón, China, Taiwán y Surcorea.<br />
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Todo comenzó con una sobreoferta de viviendas y la consiguiente caída de precios, que elevó embargos y ejecuciones hipotecarias. La reticencia de los bancos a prestar más se tradujo en ulteriores bajas y ceses de pagos. El círculo vicioso deriva a hipotecas de mala calidad (se acuñó para ellas un eufemismo tonto, “subprime”) pero ha contaminado otros segmentos inmobiliarios. Ahí aparecen Fannie y Freddie.<br />
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Ambas compañías padecen una crisis de fiabilidad porque no se sabe bien hasta dónde llegarán las pérdidas. Varios analistas hablan de US$ 75.000 millones. Sea como fuere, los quebrantos reales y potenciales alcanzan a los mercados de deuda, donde -todavía- los títulos norteamericanos son los de menor riesgo. Pero ya no son AAA sino AA, detalle cuidadosamente soslayado por las calificadoras, a cambio de vista gorda de los reguladores estadounidenses.<br />
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Pero, mientras se acumulan dificultades, inversores y especuladores grandes empiezan a extrapolar algo hasta hace poco inconcebible: un cese de pagos federal. Al respecto, el paquete Paulson-Bernake suena a desesperado y eso se traduce en el mercado de pases (seguros) contra cese de pagos, los derivados conocidos por “<em>credit-default swaps</em>”. La herencia financiera que dejará George W.Bush puede ser letal.