Optimismo en el SRF, pero dudas en los mercados

Benjamin Bernanke, director en el Sistema de Reserva Federal, coincide con el presidente de la junta, Alan Greenspan. Ambos sotiene que es correcto mantener los tipos referenciales en el mínimo desde julio de 1958 (1% anual).

5 enero, 2004

Adhiriendo al discurso electoral, los dos definen la coyuntura como “un repunte económico donde la tasa de inflación se ubica casi en el piso aceptable”. En realidad, Bernanke replica a operadores, analistas e inversores bursátiles, según los cuales el aumento de demanda pronto generará inflación. A menos que el SRF vuelva a elevar intereses y frustre esa tendencia.

A diferencia de Greenspan, políticamente jugado en favor de George W.Bush, Bernanke admite que “la actual política monetaria es inusitadamente procíclica para una fase reactiva como ésta, si se la ubica en perspectiva histórica”. Pero luego afirma: “esta actitud se justifica por el exiguo nivel inflacionario actual, el alza de productividad y la debilidad de la oferta laboral”. Dado que esa productividad se logra merced al alto desempleo relativo, “las tendencias inflacionarias quedan en segundo plano”.

Este egresado de Princeton se ha hecho de una reputación como “eminencia gris” del SRF. Muchos expertos creen que inspira políticas y expresiones del propio Greenspan. En verdad, sus recientes opiniones son idénticas a las manifestadas, el sábado, por el CEO del banco central.

“La reactivación lleva casi seis meses y la inflación marca apenas1,1% anual, contra 2% a principios de 2003”, explica Bernanke antes de distanciarse del discurso relectoral. “La escasa toma de personal sugiere que el desempleo real es superior al 5,9% calculado por el departamento de Trabajo. Por ende, no hay presiones salariales”.

La inflación primaria “se halla al mínimo en cuarenta años y mantiene ese sesgo, medida en términos de precios al consumidor”. En cuanto a el aumento de productos e insumos primarios, “es una fase normal en el ciclo de negocios y esos rubros tienen escaso efecto en la inflación que percibe el público”.

Resulta curioso que esa visión rosada no sea en Wall Street tan popular como debiera serlo, dado el apoyo que existe ahí a las ambiciones electorales de Bush. “Aun sin el ritmo de los últimos meses, el dólar continuará bajando en 2004. Sin embargo –presume un informe de la agencia especializada Bloomberg-, la desconfianza en un crecimiento económico sustentable frenará el despegue”.

Por cierto, el deterioro de la moneda estadounidense ante divisas rivales (euro, franco suizo, libra) se debe y seguirá debiéndose a los crecientes déficit en presupuesto, pagos corrientes y gasto social. En síntesis, la actual reactivación genera dudas más allá del semestre en curso. “La consultora Delphos Investment y dos bancos internacionales de primera línea estiman que el euro llegará a US$ 1,36 a fin de este año”. Pero esas mismas y otras esperaban no más de 1,05/10 a fin de 2003.

Adhiriendo al discurso electoral, los dos definen la coyuntura como “un repunte económico donde la tasa de inflación se ubica casi en el piso aceptable”. En realidad, Bernanke replica a operadores, analistas e inversores bursátiles, según los cuales el aumento de demanda pronto generará inflación. A menos que el SRF vuelva a elevar intereses y frustre esa tendencia.

A diferencia de Greenspan, políticamente jugado en favor de George W.Bush, Bernanke admite que “la actual política monetaria es inusitadamente procíclica para una fase reactiva como ésta, si se la ubica en perspectiva histórica”. Pero luego afirma: “esta actitud se justifica por el exiguo nivel inflacionario actual, el alza de productividad y la debilidad de la oferta laboral”. Dado que esa productividad se logra merced al alto desempleo relativo, “las tendencias inflacionarias quedan en segundo plano”.

Este egresado de Princeton se ha hecho de una reputación como “eminencia gris” del SRF. Muchos expertos creen que inspira políticas y expresiones del propio Greenspan. En verdad, sus recientes opiniones son idénticas a las manifestadas, el sábado, por el CEO del banco central.

“La reactivación lleva casi seis meses y la inflación marca apenas1,1% anual, contra 2% a principios de 2003”, explica Bernanke antes de distanciarse del discurso relectoral. “La escasa toma de personal sugiere que el desempleo real es superior al 5,9% calculado por el departamento de Trabajo. Por ende, no hay presiones salariales”.

La inflación primaria “se halla al mínimo en cuarenta años y mantiene ese sesgo, medida en términos de precios al consumidor”. En cuanto a el aumento de productos e insumos primarios, “es una fase normal en el ciclo de negocios y esos rubros tienen escaso efecto en la inflación que percibe el público”.

Resulta curioso que esa visión rosada no sea en Wall Street tan popular como debiera serlo, dado el apoyo que existe ahí a las ambiciones electorales de Bush. “Aun sin el ritmo de los últimos meses, el dólar continuará bajando en 2004. Sin embargo –presume un informe de la agencia especializada Bloomberg-, la desconfianza en un crecimiento económico sustentable frenará el despegue”.

Por cierto, el deterioro de la moneda estadounidense ante divisas rivales (euro, franco suizo, libra) se debe y seguirá debiéndose a los crecientes déficit en presupuesto, pagos corrientes y gasto social. En síntesis, la actual reactivación genera dudas más allá del semestre en curso. “La consultora Delphos Investment y dos bancos internacionales de primera línea estiman que el euro llegará a US$ 1,36 a fin de este año”. Pero esas mismas y otras esperaban no más de 1,05/10 a fin de 2003.

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