Olas recesivas que paralizan a los grandes bancos centrales
Se tambalean economías centrales (Unión Europea, Estados Unidos) y secundarias (Gran Bretaña). A un año de estallar, las crisis hipotecaria y crediticia agotan los instrumentos del Banco Central Europeo, la Reserva Federal y otros emisores.
6 agosto, 2008
<p>Típicas de desmadres como los de 1873, 1895, 1907 o 1929/32, hoy ponen en severos aprietos a Jean-Claude Trichet (es ingeniero, no contador), Bejamin Bernanke y Mervyn King. Su problema clave no es –todavía- una recesión general, sino un cuadro mundial contrastante. Si todas las economías relevantes estuvieran en peligro, esos bancos centrales (más los de Canadá y Japón) reducirían al unísono las tasas básicas o las pondrían en el nivel norteamericano (2% anual, contra 4,25% en la UE o 5% en Gran Bretaña).</p>
<p>Por el contrario, esta semana los cinco emisores no moverán tipos referenciales. ¿Por qué? Porque la recesión no salpica aún a gran parte de la UE, Canadá ni Asia oriental. Más bien al contrario, el BCE vive obsedido por una inflación en el fondo compatible con el crecimiento.</p>
<p>Bernanke y sus colegas, tan poco brillantes como él, se juegan mucho. Si optan por tasas bajas (como EE.UU.), promoverán inflación. Ya el Fondo Monetario Internacional –reducto de ortodoxia y anacronismos- sostiene que varias economías muestran la mayor inflación en nueve años. Pero, si los tipos de interés son altos, parte del mundo recaerá en una recesión como la de 2000/2.</p>
<p>En otros tiempos, cuando la economía norteamericana se debilitaba, el resto del planeta la seguía velozmente. Por ende, la inflación reducía la demanda de hidrocarburos y otros productos primarios. De esa forma, las recesiones estadounidenses de 1990/1 y 2000/2 redujo a la mitad el crecimiento global, si se le cree al FMI (que se basa en precios petroleros y algunos rubros alimentarios).</p>
<p>Ello no ha ocurrido en esta oportunidad. La expansión mundial apenas se frenó en 2007 y los hidrocarburos siguieron subiendo, hasta el récord (US$ 147,50 el barril) en junio último. No obstante, EE.UU., está por acumular cinco trimestres contractivos. Recién hoy, Occidente sufre los efectos del desinfle inmobiliario iniciados hace dos años y, por el momento, los crudos ceden a menos de US$ 120, lo cual no es mucho. ¿Qué sucede? Sencillo: EE.UU. ya no es superpotencia y buena parte del globo se desengancha de las economías centrales. La pertinaz negativa de Bernanke, Trichet, King o Dominique Stauss-Kahn (FMI) en admitir la realidad carece de convicción. Los instrumentos tradicionales de los emisores pierden efectividad y –como ocurre en EE.UU.-, el estado debe rescatar a Wall Street, las inmobiliarias y, eventualmente, Detroit.</p>
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