Nueva oferta a acreedores y gente disgustada por el Mercosur

En vísperas de una nueva oferta, seguían presiones para inflar bonos en poder de acreedores privados y un aliado de ellos en el FMI -Thomas Dawson- condicionaba la revisión de metas. Mientras, Washington se disgustaba por avances del Mercosur.

31 mayo, 2004

Días atrás, Roberto Lavagna aludía a maniobra de algunos fondos especulativos (los “buitres”) para inflar las cotizaciones de bonos en incumplimiento. El objeto era restar impulso a la propuesta que Buenos Aires hará de hoy a mañana para renegociar una salida al cese unilateral de pagos. Inclusive, varios medios –entre ellos, radios de corte amarillista- afirmaban que la provincia de Santa Cruz estaba comprando esos papeles, cosa que no había hecho.

Este fin de semana, el presidente Néstor Kirchner y Lavagna definieron una propuesta que mejoraría los términos lanzadas en Dubái. Según diversas fuentes, será un plan atrenativo para restructurar pasivos titulizados por alrededor de US$ 100.000 (suma de capital, intereses y otros cargos). En realidad, la novedad es incluir intereses, aunque se ignore aún si su pago será total o parcial.

Amén de lo que se difunda ahora, los expertos esperan un documento de mayor relevancia, que Buenos Aires remitirá –quizás antes de promediar junio- a la Comisión Federal de Valores (Securities & Exchange Commission). Esto les cae mal a los fondos especulativos y los “comités de bonistas”, pues la SEC es una instancia casi imposible de influir vía cabildeos.

Por su parte, Thomas Dawson –funcionario de línea en el Fondo Monetario, próximo a Washington, Anne Krueger y el “comité global” de bonistas- había condicionado el éxito de la tercera revisión de metas fiscales a que Argentina cediese ante los acreedores privados. No obstante, luego admitió que el país había sobrepasado “por márgenes considerables” los compromisos firmados en 2003.

A días de arribar una misión técnica, la actitud de Dawson es similar a la de los fondos que controlan parte de los títulos afectados por el incumplimiento. Este mismo funcionario, encargado de RR.PP. en la entidad y próximo a la división “mercados de capitales” (orientado a la especulación financiera), inventó –no hace mucho- una “postergación del viaje a Buenos Aires” del equipo revisor de cuentas.

Algunos observadores en Brasil y México establecen nexos entre las actitud de Dawson (“dice lo que Krueger no puede”, afirma gente del BID) y cierta irritación norteamericana por el acercamiento Mercosur- Unión Europea. Por motivos que se ignoran, la reunión en Guadalajara también le cayó mal a la alta burocracia del FMI. Ésta ya estaba irritada por la reciente exhortación de Horst Köhler –ex presidente de la entidad y actual de Alemania-, en cuanto a “mejorar al trato político a Néstor Kirchner”.

Tampoco puede decirse que el encuentro en México haya sido un éxito espectacular, porque –como señalaron Pascal Lamy y Franz Fischler-, “la ampliación de la Unión Europea incluye a Polonia, una economía aún demasiado rural. Tanto el francés (comisionado de comercio) como el alemán (ídem de agricultura) apoyan un acuerdo UE-Mercosur. Pero no se hacen ilusiones sobre la presión polaca para obtener mayores subsidios agrícolas.

No obstante, hubo un gesto político quizá poco agradable a la Casa Blanca: Lavagna y el canciller, Rafael Bielsa, pidieron apoyo a la restructuración de la deuda argentina con acreedores privados. Pero, ademán, plantearon un acuerdo “más ambicioso” entre el Mercosur y la UE. A nadie pasó por alto que esta propuesta se lanzase en México, que no integra el Mercosur pero, sí, el Tratado de Libre Comercio en América del Norte.

Aun esta diferencia podría atenuarse. Tras un lapso de incertidumbre, ayer el presidente Vicente Fox anunció que su país solicitará formalmente la entrada al Mercosur. Como en el caso de Bolivia, Chile y Perú,será en calidad de asociado. Fox comunicó esta intención también a Inácio Luiz (Lula) de Silva.

Días atrás, Roberto Lavagna aludía a maniobra de algunos fondos especulativos (los “buitres”) para inflar las cotizaciones de bonos en incumplimiento. El objeto era restar impulso a la propuesta que Buenos Aires hará de hoy a mañana para renegociar una salida al cese unilateral de pagos. Inclusive, varios medios –entre ellos, radios de corte amarillista- afirmaban que la provincia de Santa Cruz estaba comprando esos papeles, cosa que no había hecho.

Este fin de semana, el presidente Néstor Kirchner y Lavagna definieron una propuesta que mejoraría los términos lanzadas en Dubái. Según diversas fuentes, será un plan atrenativo para restructurar pasivos titulizados por alrededor de US$ 100.000 (suma de capital, intereses y otros cargos). En realidad, la novedad es incluir intereses, aunque se ignore aún si su pago será total o parcial.

Amén de lo que se difunda ahora, los expertos esperan un documento de mayor relevancia, que Buenos Aires remitirá –quizás antes de promediar junio- a la Comisión Federal de Valores (Securities & Exchange Commission). Esto les cae mal a los fondos especulativos y los “comités de bonistas”, pues la SEC es una instancia casi imposible de influir vía cabildeos.

Por su parte, Thomas Dawson –funcionario de línea en el Fondo Monetario, próximo a Washington, Anne Krueger y el “comité global” de bonistas- había condicionado el éxito de la tercera revisión de metas fiscales a que Argentina cediese ante los acreedores privados. No obstante, luego admitió que el país había sobrepasado “por márgenes considerables” los compromisos firmados en 2003.

A días de arribar una misión técnica, la actitud de Dawson es similar a la de los fondos que controlan parte de los títulos afectados por el incumplimiento. Este mismo funcionario, encargado de RR.PP. en la entidad y próximo a la división “mercados de capitales” (orientado a la especulación financiera), inventó –no hace mucho- una “postergación del viaje a Buenos Aires” del equipo revisor de cuentas.

Algunos observadores en Brasil y México establecen nexos entre las actitud de Dawson (“dice lo que Krueger no puede”, afirma gente del BID) y cierta irritación norteamericana por el acercamiento Mercosur- Unión Europea. Por motivos que se ignoran, la reunión en Guadalajara también le cayó mal a la alta burocracia del FMI. Ésta ya estaba irritada por la reciente exhortación de Horst Köhler –ex presidente de la entidad y actual de Alemania-, en cuanto a “mejorar al trato político a Néstor Kirchner”.

Tampoco puede decirse que el encuentro en México haya sido un éxito espectacular, porque –como señalaron Pascal Lamy y Franz Fischler-, “la ampliación de la Unión Europea incluye a Polonia, una economía aún demasiado rural. Tanto el francés (comisionado de comercio) como el alemán (ídem de agricultura) apoyan un acuerdo UE-Mercosur. Pero no se hacen ilusiones sobre la presión polaca para obtener mayores subsidios agrícolas.

No obstante, hubo un gesto político quizá poco agradable a la Casa Blanca: Lavagna y el canciller, Rafael Bielsa, pidieron apoyo a la restructuración de la deuda argentina con acreedores privados. Pero, ademán, plantearon un acuerdo “más ambicioso” entre el Mercosur y la UE. A nadie pasó por alto que esta propuesta se lanzase en México, que no integra el Mercosur pero, sí, el Tratado de Libre Comercio en América del Norte.

Aun esta diferencia podría atenuarse. Tras un lapso de incertidumbre, ayer el presidente Vicente Fox anunció que su país solicitará formalmente la entrada al Mercosur. Como en el caso de Bolivia, Chile y Perú,será en calidad de asociado. Fox comunicó esta intención también a Inácio Luiz (Lula) de Silva.

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