Maniobras de insiders trading que ponen Wall Street otra vez en el banquillo

Ni Ivan Boesky hubiese soñado con los actuales instrumentos creados para promover “insider’s trading”, sostiene un análisis de la agencia Bloomberg’s. Gira alrededor del caso Hydril Company, destapado no hace mucho, pero va muicho más lejos.

25 junio, 2007

En enero, gente con acceso a datos reservados aseguraba de que las acciones de Hydril iban a pegar un salto en breve plazo. Por tanto los días 8 y 9 de febrero, intermediarios, inversores y especuladores se abalanzaron sobre opciones para tomar, hasta el 15, más de 160.000 títulos de la firma a US$ 90 cada uno.

Era la primera que alguien se colocaba en esa opción específica y la apuesta parecía un negocio a largo plazo. Los papeles de la fabricante tejana de equipo petrolero cedieron ese viernes 2,3%, a US$ 83,04 y nunca recorrieron el 7,73% necesario para alcanzar 90. Para ejercer la opción, era preciso que el título superase ese precio.

La maniobra rindió fruto casi inmediatamente. Antes de abrir el mercado, el 12 de febrero, Tenaris –una sociedad registrada en Luxemburgo, vinculada a un grupo ítalolatinoamericano- anunció que compraría Hydril pagando US$ 97 por papel, una prima de 15,4%. Ese día la acción saltó a US$ 95,24. A ese precio, las opciones de US$ 90, que habían caído a 50 el día 11, ganaron 90,5% en una rueda.

Obviamente, era un caso extremo de abuso de información interna, llamativo por el silencio mayoritario en los medios especializados. Pero la Securities & exchange commission (SEC) abrió una investigación. ¿Por qué? Porque el desordenado auge de fusiones y adquisiciones –inclusive la fiebre de compras apalancadas- despertaba sospechas sobre operaciones como la de Hydril, con su presunta carga de “insider’s trading”.

En ese asunto y otros, la comisión de valores escruta transacciones poco diáfanas. La entidad cree que, una vez desenredados, los ovillos llevarán a determinadas bancas inversoras de Wall Street. “Vemos muchos banqueros y otros profesionales involucrados en el uso indebido de datos reservados. Esto es escandaloso”, señalaba a Bloomberg’s Linda Thomsen, inspectora jefe de la SEC.

En los últimos catorce meses, la comisión ha iniciado causas judiciales sobre “insider’s trading” y delitos conexos contra más de una docena de banqueros de inversión, operadores y analistas. Todos están obligados a guardar los secretos de sus clientes, pero muchos no lo hacen: los sumarios hoy en procesamiento superan el total iniciado en los años 90.

Las causas abiertas este año afectan a gente de entidades como Crédit Suisse, Goldman Sachs (cuyo CEO era hasta hace poco Henry Paulson, hoy secretario de hacienda). Merrill Lynch o Morgan Stanley. Inevitablemente, esta ola recuerda la popular pelicula “Wall Street”(1987), donde Michael Douglas –una mezcla de Ivan Boesky y Michael Milken- hacía fortunas especulando con bonos chatarra e información interna.

En enero, gente con acceso a datos reservados aseguraba de que las acciones de Hydril iban a pegar un salto en breve plazo. Por tanto los días 8 y 9 de febrero, intermediarios, inversores y especuladores se abalanzaron sobre opciones para tomar, hasta el 15, más de 160.000 títulos de la firma a US$ 90 cada uno.

Era la primera que alguien se colocaba en esa opción específica y la apuesta parecía un negocio a largo plazo. Los papeles de la fabricante tejana de equipo petrolero cedieron ese viernes 2,3%, a US$ 83,04 y nunca recorrieron el 7,73% necesario para alcanzar 90. Para ejercer la opción, era preciso que el título superase ese precio.

La maniobra rindió fruto casi inmediatamente. Antes de abrir el mercado, el 12 de febrero, Tenaris –una sociedad registrada en Luxemburgo, vinculada a un grupo ítalolatinoamericano- anunció que compraría Hydril pagando US$ 97 por papel, una prima de 15,4%. Ese día la acción saltó a US$ 95,24. A ese precio, las opciones de US$ 90, que habían caído a 50 el día 11, ganaron 90,5% en una rueda.

Obviamente, era un caso extremo de abuso de información interna, llamativo por el silencio mayoritario en los medios especializados. Pero la Securities & exchange commission (SEC) abrió una investigación. ¿Por qué? Porque el desordenado auge de fusiones y adquisiciones –inclusive la fiebre de compras apalancadas- despertaba sospechas sobre operaciones como la de Hydril, con su presunta carga de “insider’s trading”.

En ese asunto y otros, la comisión de valores escruta transacciones poco diáfanas. La entidad cree que, una vez desenredados, los ovillos llevarán a determinadas bancas inversoras de Wall Street. “Vemos muchos banqueros y otros profesionales involucrados en el uso indebido de datos reservados. Esto es escandaloso”, señalaba a Bloomberg’s Linda Thomsen, inspectora jefe de la SEC.

En los últimos catorce meses, la comisión ha iniciado causas judiciales sobre “insider’s trading” y delitos conexos contra más de una docena de banqueros de inversión, operadores y analistas. Todos están obligados a guardar los secretos de sus clientes, pero muchos no lo hacen: los sumarios hoy en procesamiento superan el total iniciado en los años 90.

Las causas abiertas este año afectan a gente de entidades como Crédit Suisse, Goldman Sachs (cuyo CEO era hasta hace poco Henry Paulson, hoy secretario de hacienda). Merrill Lynch o Morgan Stanley. Inevitablemente, esta ola recuerda la popular pelicula “Wall Street”(1987), donde Michael Douglas –una mezcla de Ivan Boesky y Michael Milken- hacía fortunas especulando con bonos chatarra e información interna.

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