Londres: la SEC británica, en plan reformista

La Financial Services Authority (FSA) británica se propone forzar reformas más drásticas que su par norteamericana, la Securities & Exchange Commission. Inclusive, iría más allá que el fiscal neoyorquino Eliot Spitzer.

8 octubre, 2003

En realidad, la autoridad bursátil -no financiera, pese al nombre, pues
esta función la cubre el Banco de Inglaterra- busca una manera de modificar
el propio esquema de operaciones. Básicamente, quiere cortar nexos entre
firmas de valores (que actúan como consultoras y analistas) y bancas de
inversión.

En un intento de zanjar varios conflictos de intereses, la FSA desea que, en
un futuro no lejano, los gestores de negocios -emisión de acciones, fusiones
y adquisiciones- paguen a analistas y consultores en efectivo contra facturas
específicas. No ya como parte de comisiones, honorarios y demás
gastos.

Esta iniciativa acentuará la reducción de empleo en las áreas
de análisis bursátil. También implicará mayores
tensiones sobre las firmas de menor tamaño, pues la reforma concentrará
el negocio en las grandes.

Pero la clave reside en que agentes bursátiles y gestores de fondos
tarifen análisis y evaluaciones, servicios hasta hoy teóricamente
“gratuitos”. En verdad, nunca lo han sido. Así lo demuestran
los US$ 2.600 millones insumidos en comisiones durante 2002 en Londres.

Si el proyecto de la FSA prospera, alcanzará a firmas locales y extranjeras,
más sus agentes, analistas, gestores y operadores. Por supuesto, entre
las más afectadas estarán las “grandes” de Wall Street,
que tienen amplia presencia en Londres. Este viernes termina el plazo para formular
comentarios y sugerencias. Se cree que antes de un año no habrá
decisiones concretas.

En realidad, la autoridad bursátil -no financiera, pese al nombre, pues
esta función la cubre el Banco de Inglaterra- busca una manera de modificar
el propio esquema de operaciones. Básicamente, quiere cortar nexos entre
firmas de valores (que actúan como consultoras y analistas) y bancas de
inversión.

En un intento de zanjar varios conflictos de intereses, la FSA desea que, en
un futuro no lejano, los gestores de negocios -emisión de acciones, fusiones
y adquisiciones- paguen a analistas y consultores en efectivo contra facturas
específicas. No ya como parte de comisiones, honorarios y demás
gastos.

Esta iniciativa acentuará la reducción de empleo en las áreas
de análisis bursátil. También implicará mayores
tensiones sobre las firmas de menor tamaño, pues la reforma concentrará
el negocio en las grandes.

Pero la clave reside en que agentes bursátiles y gestores de fondos
tarifen análisis y evaluaciones, servicios hasta hoy teóricamente
“gratuitos”. En verdad, nunca lo han sido. Así lo demuestran
los US$ 2.600 millones insumidos en comisiones durante 2002 en Londres.

Si el proyecto de la FSA prospera, alcanzará a firmas locales y extranjeras,
más sus agentes, analistas, gestores y operadores. Por supuesto, entre
las más afectadas estarán las “grandes” de Wall Street,
que tienen amplia presencia en Londres. Este viernes termina el plazo para formular
comentarios y sugerencias. Se cree que antes de un año no habrá
decisiones concretas.

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