G-8: petróleo, tasas e inflación en el encuentro preparatorio de la cumbre de julio

Los riesgos a la economía mundial, derivados de tasas en alza, precios de combustibles y otras señales inflacionarias dominados la reunión del grupo de los 8, previa al plenario. Fue en Petersburgo.

10 junio, 2006

Durante las dos jornadas, de discutió la agenda de la próxima cumbre, que tendrá también lugar en la segunda ciudad de Rusia. Quedó en claro que los temas dominantes serán los precios de hidrocarburos y otros insumos, las tasas de interés, los brotes inflacionarios y la volatilidad en los mercados especulativos. Tanto en los principales como en los secundarios.

Asimismo, se tuvieron en cuenta los déficit trillizos en Estados Unidos: presupuesto, pagos externos, comercio. En general, se los equipara al aumento de combustibles como fuentes de inflación y, al mismo tiempo, estancamiento. En otras palabras, peligra lo que resta de estabilidad económica y financiera alrededor del planeta.

Pero hubo, asimismo, un síntoma inquietante: la ausencia de banqueros centrales y la marginación de Rusia (el país anfitrión) plantea dudas sobre la existencia real de un G-8. Por ende, lo de jueves y viernes fue, más bien, un encuentro del G-7. Por consiguiente, no se debatió otro asunto clave: el sistema cambiario global, es decir el destino del dólar, el euro y otras divisas.

El comunicado oficial de cierre, que recién se difunde el sábado, trata de ser optimista. Habla de “un crecimiento económico mundial sobre bases más amplias” (apenas una frase), pero no omite la volatilidad de los hidrocarburos. El texto lleva la firma de Estados Unidos, Japón, Alemania, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia y Rusia, como para salvar las apariencias.

Durante las dos jornadas, de discutió la agenda de la próxima cumbre, que tendrá también lugar en la segunda ciudad de Rusia. Quedó en claro que los temas dominantes serán los precios de hidrocarburos y otros insumos, las tasas de interés, los brotes inflacionarios y la volatilidad en los mercados especulativos. Tanto en los principales como en los secundarios.

Asimismo, se tuvieron en cuenta los déficit trillizos en Estados Unidos: presupuesto, pagos externos, comercio. En general, se los equipara al aumento de combustibles como fuentes de inflación y, al mismo tiempo, estancamiento. En otras palabras, peligra lo que resta de estabilidad económica y financiera alrededor del planeta.

Pero hubo, asimismo, un síntoma inquietante: la ausencia de banqueros centrales y la marginación de Rusia (el país anfitrión) plantea dudas sobre la existencia real de un G-8. Por ende, lo de jueves y viernes fue, más bien, un encuentro del G-7. Por consiguiente, no se debatió otro asunto clave: el sistema cambiario global, es decir el destino del dólar, el euro y otras divisas.

El comunicado oficial de cierre, que recién se difunde el sábado, trata de ser optimista. Habla de “un crecimiento económico mundial sobre bases más amplias” (apenas una frase), pero no omite la volatilidad de los hidrocarburos. El texto lleva la firma de Estados Unidos, Japón, Alemania, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia y Rusia, como para salvar las apariencias.

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