Freddie Mac abandona el mercado de cédulas hipotecarias

La segunda financiera hipotecaria de Estados Unidos ya no operará como intermediaria de títulos. Varios expertos creen que lo hace para disminuir riesgos y calmar a las autoridades reguladoras del sector.

5 octubre, 2004

Retirarse de la compraventa mayorista de cédulas (o sea, no al público sino a bancas y firmas de valores) permitirá a Freddie Mac volver a centrarse en su negocio básico. Esto es, intermediar armando grupos entre tomadores y colocadores de títulos.

Esta compañía y Fannie Mae, líder del sector, se hallan bajo creciente escrutinio por parte de reguladores, fiscales y legisladores. Ambas firmas se pasaron de la raya en intentos de encubrir o disimular la extrema volatilidad de ingresos y utilidades. Esta errada política es, a su vez, fruto de la prodigiosa burbuja inmobiliaria que vive Estados Unidos desde hace años.

Los desaguisados contables de Fannie Mae dieron la voz de alarma, meses atrás. Ahora, hay presiones del mercado, el sector vivienda, el Congreso y hasta la Casa Blanca para supervisar más de cerca ambas entidades paraestatales.

Ya en 2003, el estudio jurídico especializado Baker Botts (Washington DC) formuló detalladas objeciones a la actividad de Freddie Mac como comisionista de valores hipotecarios. En realidad, los expertos sostenían que una subsidiaria de la compañía, llamada Securities Sales & Trading Group, “había transgredido normas tributarias, maquillando ingresos en un intento de dar ante los inversores una imagen de crecimiento a su medida”.

Creadas por el Congreso norteamericano hace poco más de treinta años, las dos financieras hipotecarias asisten a los prestamistas para obtener fondos en Wall Street. Eso se hace colocando garantías que aseguren la solvencia de quienes toman créditos para comprar viviendas. Estos préstamos garantidos se recolocan en forma de títulos avalados por hipotecas a inversores como fondos de pensión, aseguradoras y bancos del Sistema de Reserva Federal.

El producido de esas ventas se canaliza al público vía créditos hipotecarios otorgados por bancos comerciales. Este complejo mecanismo revela hasta qué punto llega la injerencia del estado norteamericano en aspectos financieros que tienen repercusiones sociales. Un “pequeño detalle” que los monetaristas periféricos nunca mencionan.

Retirarse de la compraventa mayorista de cédulas (o sea, no al público sino a bancas y firmas de valores) permitirá a Freddie Mac volver a centrarse en su negocio básico. Esto es, intermediar armando grupos entre tomadores y colocadores de títulos.

Esta compañía y Fannie Mae, líder del sector, se hallan bajo creciente escrutinio por parte de reguladores, fiscales y legisladores. Ambas firmas se pasaron de la raya en intentos de encubrir o disimular la extrema volatilidad de ingresos y utilidades. Esta errada política es, a su vez, fruto de la prodigiosa burbuja inmobiliaria que vive Estados Unidos desde hace años.

Los desaguisados contables de Fannie Mae dieron la voz de alarma, meses atrás. Ahora, hay presiones del mercado, el sector vivienda, el Congreso y hasta la Casa Blanca para supervisar más de cerca ambas entidades paraestatales.

Ya en 2003, el estudio jurídico especializado Baker Botts (Washington DC) formuló detalladas objeciones a la actividad de Freddie Mac como comisionista de valores hipotecarios. En realidad, los expertos sostenían que una subsidiaria de la compañía, llamada Securities Sales & Trading Group, “había transgredido normas tributarias, maquillando ingresos en un intento de dar ante los inversores una imagen de crecimiento a su medida”.

Creadas por el Congreso norteamericano hace poco más de treinta años, las dos financieras hipotecarias asisten a los prestamistas para obtener fondos en Wall Street. Eso se hace colocando garantías que aseguren la solvencia de quienes toman créditos para comprar viviendas. Estos préstamos garantidos se recolocan en forma de títulos avalados por hipotecas a inversores como fondos de pensión, aseguradoras y bancos del Sistema de Reserva Federal.

El producido de esas ventas se canaliza al público vía créditos hipotecarios otorgados por bancos comerciales. Este complejo mecanismo revela hasta qué punto llega la injerencia del estado norteamericano en aspectos financieros que tienen repercusiones sociales. Un “pequeño detalle” que los monetaristas periféricos nunca mencionan.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades