EE.UU.: una nueva ley dificulta sobornos en el exterior

Empieza a surtir efectos la nueva ley federal sobre corrupción internacional (“foreign corrupt practices act”), que veda sobornar funcionarios de gobiernos extranjeros para obtener negocios. Primera víctima: Mobil Corporation.

21 mayo, 2003

Allá por 1996, la Mobil negociaba con Kazajstán una concesión
para explotar un campo petrolífero clave. Por entonces, a los directivos
no les importó gran cosa pagarle US$ 51 millones a un asesor de gobierno
como “honorarios por el éxito obtenido”. Se estimaba que el yacimiento
Tenghiz contenía más de 6.000 millones de barriles, es decir una
de las mayores reservas mundiales descubiertas en décadas.

Hoy las cosas son diferentes. Un soborno que parecía más bien “modesto”,
en relación con el negocio en cuestión, puede costarles caro a Mobil
y a James Giffem. Este experto norteamericano -que cobró esos honorarios
cuando asesoraba al gobierno de Almaty- ha sido arrestado y acusado por la violación
más cuantiosa detectada según la ley citada arriba. Amén
del caso Tenghiz, Gifren percibió en total unos US$ 78 millones por parte
de Mobil y otras petroleras occidentales que usaban al experto como intermediario
para sobornar funcionarios kazajos.

Mobil se llama ahora ExxonMobil y también es objeto de cargos federales,
junto con Brian Williams, un ex ejecutivo que negociaba las coimas. De hecho,
la detención de Giffern condujo directamente a las acciones contra la empresa.
Si se la encuentra culpable de violar la ley sobre corrupción en el exterior,
ExxonMobil afrontará multas por varios millones de dólares y las
personas eventualmente condenadas arriesgarán hasta cinco años de
cárcel. En teoría, Washington podría excluir a la firma de
futuros contratos, quitarle ventajas para exportar y suspender el amparo a sus
inversiones fuera de Estados Unidos.

La nueva política estadounidense sobre el delicado tema está siendo
emulada por Gran Bretaña y otros países. Por de pronto, 35 gobiernos
han adherido a la convención contra el soborno elaborada en la Organización
de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Su clave: ilegalizar
el pago de coimas por parte de sus empresarios y ejecutivos en el exterior.

Entretanto, el departamento federal de Comercio (EE.UU.) estima que, en ocho años
-mayo de 1996 a abril de 2002-, por lo menos 474 contratos por un total de US$
237.000 millones han involucrado corrupción de funcionarios extranjeros.
Dado que Washington se adelantó a otros países en cuanto a penalizar
estas prácticas, 110 de esos negocios fueron perdidos por firmas norteamericanas,
al no poder pagar coimas. En el otro extremo, el parlamento europeo descubrió
que la inteligencia estadounidense aprovechó el pago de sobornos para excluir
al consorcio Airbus de un contrato por US$ 6.000 millones para proveer aviones
de gran capacidad. El negocio fue para Boeing y McDonnell Douglas. La misma táctica
le hizo perder a la francesa Thomson-CSF un contrato militar norteamericano, a
manos de Raytheon.

Este cruce de maniobras y acusaciones mutuas le restan crédito a la nueva
legislación contra sobornos en el exterior. Varios expertos creen que,
en adelante, las compañías interesadas en obtener ciertos negocios
emplearán métodos más sutiles, menos detectables. Especialmente
por las propias culturas de muchas naciones emergentes y periféricas consideran
la coima como algo natural en tratos grandes y chicos. El Fondo Monetario y otras
entidades multilaterales insisten continuamente sobre la corrupción sistémica
en Turquía, Pakistán, Tailandia, Indonesia, el ex bloque soviético,
media Latinoamérica, casi toda África y el Islam.

Allá por 1996, la Mobil negociaba con Kazajstán una concesión
para explotar un campo petrolífero clave. Por entonces, a los directivos
no les importó gran cosa pagarle US$ 51 millones a un asesor de gobierno
como “honorarios por el éxito obtenido”. Se estimaba que el yacimiento
Tenghiz contenía más de 6.000 millones de barriles, es decir una
de las mayores reservas mundiales descubiertas en décadas.

Hoy las cosas son diferentes. Un soborno que parecía más bien “modesto”,
en relación con el negocio en cuestión, puede costarles caro a Mobil
y a James Giffem. Este experto norteamericano -que cobró esos honorarios
cuando asesoraba al gobierno de Almaty- ha sido arrestado y acusado por la violación
más cuantiosa detectada según la ley citada arriba. Amén
del caso Tenghiz, Gifren percibió en total unos US$ 78 millones por parte
de Mobil y otras petroleras occidentales que usaban al experto como intermediario
para sobornar funcionarios kazajos.

Mobil se llama ahora ExxonMobil y también es objeto de cargos federales,
junto con Brian Williams, un ex ejecutivo que negociaba las coimas. De hecho,
la detención de Giffern condujo directamente a las acciones contra la empresa.
Si se la encuentra culpable de violar la ley sobre corrupción en el exterior,
ExxonMobil afrontará multas por varios millones de dólares y las
personas eventualmente condenadas arriesgarán hasta cinco años de
cárcel. En teoría, Washington podría excluir a la firma de
futuros contratos, quitarle ventajas para exportar y suspender el amparo a sus
inversiones fuera de Estados Unidos.

La nueva política estadounidense sobre el delicado tema está siendo
emulada por Gran Bretaña y otros países. Por de pronto, 35 gobiernos
han adherido a la convención contra el soborno elaborada en la Organización
de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Su clave: ilegalizar
el pago de coimas por parte de sus empresarios y ejecutivos en el exterior.

Entretanto, el departamento federal de Comercio (EE.UU.) estima que, en ocho años
-mayo de 1996 a abril de 2002-, por lo menos 474 contratos por un total de US$
237.000 millones han involucrado corrupción de funcionarios extranjeros.
Dado que Washington se adelantó a otros países en cuanto a penalizar
estas prácticas, 110 de esos negocios fueron perdidos por firmas norteamericanas,
al no poder pagar coimas. En el otro extremo, el parlamento europeo descubrió
que la inteligencia estadounidense aprovechó el pago de sobornos para excluir
al consorcio Airbus de un contrato por US$ 6.000 millones para proveer aviones
de gran capacidad. El negocio fue para Boeing y McDonnell Douglas. La misma táctica
le hizo perder a la francesa Thomson-CSF un contrato militar norteamericano, a
manos de Raytheon.

Este cruce de maniobras y acusaciones mutuas le restan crédito a la nueva
legislación contra sobornos en el exterior. Varios expertos creen que,
en adelante, las compañías interesadas en obtener ciertos negocios
emplearán métodos más sutiles, menos detectables. Especialmente
por las propias culturas de muchas naciones emergentes y periféricas consideran
la coima como algo natural en tratos grandes y chicos. El Fondo Monetario y otras
entidades multilaterales insisten continuamente sobre la corrupción sistémica
en Turquía, Pakistán, Tailandia, Indonesia, el ex bloque soviético,
media Latinoamérica, casi toda África y el Islam.

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