Duras críticas a SG: pierde 4.900 millones y acusan a un operador

Se trata del mayor rojo operativo en memoria. El agente se llama Jerôme Kerviel y tiene sólo 32 años. Básicamente, los quebrantos reflejan malas apuestas suyas con derivados. Société Générale iba a financiar un improbable tren bala argentino.

26 enero, 2008

El segundo banco francés en capitalización bursátil proyecta recaudar entre inversores unos € 5.500 millones, para salir del paso. Antes de esto, las depreciaciones por malas hipotecas e iliquidez financiera habían secado la caja de la entidad, donde el estado es accionista. El Banco de Francia (central) ha abierto una investigación y el gobierno trata de imponer calma.

Las pérdidas operativas superan los € 4.550 millones (US$ 6.600 millones) sufridos por la canadiense Amaranth Advisers en 2006, pero ese caso se debía a especulaciones con futuros de aluminio. En tren de hacer historia, a Nicholas Leeson les bastaron en 1995 derivativos por US$ 1.800 millones (€ 1.250 millones) para acabar desde Singapur con Barings, una firma bisecular.

El director gerente Daniel Bouton ofreció la renuncia al descubrirse el último fin de semana las irregularidades. Pero la junta se la rechazó, al menos mientras el banco central no llegue a un veredicto. Los profesionales financieros de la Eurozona no acaban de creer que un líder en derivativos y derivados, como SG, no haya manejado bien los riesgos. Tampoco reparó en la calidad de sus propios operadores.

Las pérdidas equivalen a casi dos años de utilidades brutas en la división inversiones, que dirige Jean-Pierre Mustier, otro dimitente. Según manifestó a los medios, aparte del operador fradulento, cuatro o cinco personas serán despedidas. Entre ellos, Luc François, jefe directo del culpable. La renuencia inicial a identificar a Kerviel –amigo personal de Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central europeo- generó sospechas en la prensa de París.

Este fin de semana, François Fillon, ministro de hacienda, y el presidente Nicolas Sarkozy formularon duras críticas a Société Générale, por defectuosos contralores internos. Varios analistas recordaron el escándalo del Crédit Lyonnais (1993 en adelante), que involucró a Trichet. Años más tarde, su amigo Jacques Chirac –asociado en los años 80 a un escándalo en París- lo desprocesó para ponerlo en el BCE.

El segundo banco francés en capitalización bursátil proyecta recaudar entre inversores unos € 5.500 millones, para salir del paso. Antes de esto, las depreciaciones por malas hipotecas e iliquidez financiera habían secado la caja de la entidad, donde el estado es accionista. El Banco de Francia (central) ha abierto una investigación y el gobierno trata de imponer calma.

Las pérdidas operativas superan los € 4.550 millones (US$ 6.600 millones) sufridos por la canadiense Amaranth Advisers en 2006, pero ese caso se debía a especulaciones con futuros de aluminio. En tren de hacer historia, a Nicholas Leeson les bastaron en 1995 derivativos por US$ 1.800 millones (€ 1.250 millones) para acabar desde Singapur con Barings, una firma bisecular.

El director gerente Daniel Bouton ofreció la renuncia al descubrirse el último fin de semana las irregularidades. Pero la junta se la rechazó, al menos mientras el banco central no llegue a un veredicto. Los profesionales financieros de la Eurozona no acaban de creer que un líder en derivativos y derivados, como SG, no haya manejado bien los riesgos. Tampoco reparó en la calidad de sus propios operadores.

Las pérdidas equivalen a casi dos años de utilidades brutas en la división inversiones, que dirige Jean-Pierre Mustier, otro dimitente. Según manifestó a los medios, aparte del operador fradulento, cuatro o cinco personas serán despedidas. Entre ellos, Luc François, jefe directo del culpable. La renuencia inicial a identificar a Kerviel –amigo personal de Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central europeo- generó sospechas en la prensa de París.

Este fin de semana, François Fillon, ministro de hacienda, y el presidente Nicolas Sarkozy formularon duras críticas a Société Générale, por defectuosos contralores internos. Varios analistas recordaron el escándalo del Crédit Lyonnais (1993 en adelante), que involucró a Trichet. Años más tarde, su amigo Jacques Chirac –asociado en los años 80 a un escándalo en París- lo desprocesó para ponerlo en el BCE.

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