Citigroup, bajo sitio, abre negociaciones con el gobierno

Tras un derrumbe accionario que licúa la confianza en Citigroup, los máximo ejecutivos acudían a Washington este fin de semana. Objeto común: estabilizar una situación que amenaza a todo el sector bancario en Estados Unidos.

24 noviembre, 2008

En una seguidilla de nerviosas reuniones, iniciada el sábado 22, se barajaba una amplia gama de opciones. Una era prescindir del director ejecutivo –el hindú Vikram Pandit-, cuya breve tenida acumula hasta el momento fracaso tras fracaso.

Otra salidas factibles incluyen un gesto político: los gobiernos saliente y entrante le darían al tercer banco del país un voto de confianza. Pero, amén de apenas simbólico, eso no esfumaría los efectos de la corrida bursátil sufrida hasta el viernes 21.

Más plausible parecía una línea rotatoria de crédito, vale decir dinero de contribuyente emitido sin respaldo sólo para frenar la crisis de Citigroup. Esta idea se atribuye a David Axelrod, asesor de Barack Obama que, en otro plano, ha sugerido mantener hasta 2010 los regalos impositivos a las clases alta y media alta.

Hasta el domingo, empero, nada era seguro y todos retenían cartas en la manga, en particular el futuro secretario de hacienda, Timothy Geithner, un ortodoxo formado en la Reserva Federal. Sea como fuere, el tiempo se le agota a una entidad con US$ 2 billones en activos y operaciones en medio mundo.

Parte de la junta directiva delibera con Henry Paulson (actual titular de hacienda), el presidente de la RF (Benjamín Bernanke) y su sucesor, Geithner, que sigue dirigiendo la RF de Nueva York. Los contactos se centran en un detalle: ¿cuánto han sacado de Citibank empresas, particular y otros bancos desde el viernes 14?, Aunque se insiste en que los clientes no han abandonado la institución, la RF no descarta que las cosas empeoren.

Paulson aprovechará y propondrá una inyección de US$ 25.000 millones al banco. Acá hay dos rasgos inquietantes: ese dinero provendría del segundo tramo del megarrescate (US$ 400.000 millones) y tanta generosidad contrasta con la renuencia a elevar de US$ 25.000 y 50.000 la asistencia a Detroit. Pero hacienda precisa autorización del congreso, donde ya se percibe críticas a Axelrod y Geithner, por sus posturas en materia tributaria y financiera. Por su parte, Pandit ha propuesto que la SEC (comisión federal de valores) reponga en vigencia una cláusula que impide ventas cortas en desmedro de cotizantes cuyos títulos hayan caído por demás. En esto, el ejecutivo cuenta con apoyo en Wall Street.

En una seguidilla de nerviosas reuniones, iniciada el sábado 22, se barajaba una amplia gama de opciones. Una era prescindir del director ejecutivo –el hindú Vikram Pandit-, cuya breve tenida acumula hasta el momento fracaso tras fracaso.

Otra salidas factibles incluyen un gesto político: los gobiernos saliente y entrante le darían al tercer banco del país un voto de confianza. Pero, amén de apenas simbólico, eso no esfumaría los efectos de la corrida bursátil sufrida hasta el viernes 21.

Más plausible parecía una línea rotatoria de crédito, vale decir dinero de contribuyente emitido sin respaldo sólo para frenar la crisis de Citigroup. Esta idea se atribuye a David Axelrod, asesor de Barack Obama que, en otro plano, ha sugerido mantener hasta 2010 los regalos impositivos a las clases alta y media alta.

Hasta el domingo, empero, nada era seguro y todos retenían cartas en la manga, en particular el futuro secretario de hacienda, Timothy Geithner, un ortodoxo formado en la Reserva Federal. Sea como fuere, el tiempo se le agota a una entidad con US$ 2 billones en activos y operaciones en medio mundo.

Parte de la junta directiva delibera con Henry Paulson (actual titular de hacienda), el presidente de la RF (Benjamín Bernanke) y su sucesor, Geithner, que sigue dirigiendo la RF de Nueva York. Los contactos se centran en un detalle: ¿cuánto han sacado de Citibank empresas, particular y otros bancos desde el viernes 14?, Aunque se insiste en que los clientes no han abandonado la institución, la RF no descarta que las cosas empeoren.

Paulson aprovechará y propondrá una inyección de US$ 25.000 millones al banco. Acá hay dos rasgos inquietantes: ese dinero provendría del segundo tramo del megarrescate (US$ 400.000 millones) y tanta generosidad contrasta con la renuencia a elevar de US$ 25.000 y 50.000 la asistencia a Detroit. Pero hacienda precisa autorización del congreso, donde ya se percibe críticas a Axelrod y Geithner, por sus posturas en materia tributaria y financiera. Por su parte, Pandit ha propuesto que la SEC (comisión federal de valores) reponga en vigencia una cláusula que impide ventas cortas en desmedro de cotizantes cuyos títulos hayan caído por demás. En esto, el ejecutivo cuenta con apoyo en Wall Street.

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