China: avanzan las exportaciones gracias al yüan subvaluado

En el primer trimestre, las exportaciones chinas subieron 35% sobre un año antes, agudizando el superávit con Estados Unidos y la Unión Europea. Según la aduana, alcanzaron US$ 155.000 millones (116.000 millones en enero-marzo de 2004).

2 mayo, 2005

Las cifras señalan que China sigue teniendo apreciables déficit en el comercio con otros países del continente, inclusive Japón, Surcorea, Taiwán y las naciones petroleras (Asia central y occidental). Pero los superávil con Occidente siguen disparándose. En el caso norteamericano, pasó de US$ 12.400 a 21.000 millones (+73%) en ese lapso.

Cabe apuntar que las estadísticas de Beijing son algo diferentes a las de Washington o Bruselas. Las cifras estadounidenses suelen mostrar déficit propios más altos que los correspondientes superávit chinos. Así, el departamento federal de Comercio sostiene que el déficit con China sumaba US$ 162.000 millones, el mayor jamás registrado, contra una estimación 7% inferior hecha por Beijing. Volviendo al primer trimestree en versión oriental, el superávit conjunto con sus siete mayores socios europeos (Alemania, Gran Bretaña, Francia, Holanda, Italia, España, Bélgica) asciende a US$ 12.300 millones en enero-marzo, o sea 68,5% sobre igual período de 2004.

Aun Alemania, que venía de años con superávit sobre China, pues le vende equipos y maquinarias pesadas para uso industrial, pasó al rojo (aunque “apenas” US$ 2.000 millones) en el primer trimestre. Hace un año, todavía registraba un modesto superávit (159 millones).

Contra lo que afirma la actual ofensiva de EE.UU. y la UE, las principales exportaciones chinas no son textiles, sino computadoras, sus periferias, electrónicos de uso finai y otros bienes durables. Por supuesto, levantadas restricciones de la Organización Internacional de Comercio (31 de dieiembre), las ventas se textiles saltaron 78% a EE.UU., 92% a España, 90% a Francia y 88% a Alemania. En casi todos los casos, en realidad son indumentaria que se paga muy barata y, con tras ponerle alguna etiqueta famosa, depara márgenes de hasta cincuenta veces el precio de importación.

Por otra, las estadísticas aduaneras chinas suelen estar distorsionadas por una cadena de intermediación vía Hong Kong, Taipei y Singapur, manejada por comerciantes de la diáspora china (exactamente como ocurre desde hace siglo y medio con el opio y derivados). También influyen el seguimiento y los registros aduaneros. Crédit Suisse, por ejemplo, sospecha que los superávit podrían hallarsse temporariamente inflados, debido métodos de inventario usuales en las compañías chinas. Asimismo, existe un grado no desdeñable de especulación cambiaria, ligado a las habituales corruptelas de funcionarios menores e intermedios.

Washington, Bruselas y hasta el Banco Mundial –cuyas verdaderas funciones son hoy arduas de definir- se han pasado semanas presionando a Beijing para que deje flotar el dólar (fijo en YR 8,28 desde 1994),o sea permita su revaluación. Varios países centrales suponen que eso disminuiría sus propios déficit con China. Pero alguno expertos dudan de que un yüan más caro ayude mucho a cerra brechas comerciales con Occidente, pues multinacionales y consumidores dependen del auge exportador oriental.

Por ende, “muchas grandes empresas son las primeras en defender la paridad rígida (o sea, el yüan barato). Las amenazas contra el proteccionismo suenan huecas –señala un analista de Morgan Stanley Hong Kong-, pues muchas exportaciones se hacen en consignación para transnacionales. Si Washington aplicase gravámenes punitorios, acabarían pagándolos compañías norteamericanas”.

Renuentes a esas realidades, varias bancas de inversión insisten en pronoticar reformar cambiarias en Beijing, tarde o temprano. Pero, hace pocos días, un vocero del banco central descartó cambios en un horizonte previsible. Antes, el Grupo de los 7 y el Banco Mundial exigían la flotación cambiaria, mientras el Fondo Monetario mantenía el curioso silencio que observa –también respecto de India- desde hace meses.

Las cifras señalan que China sigue teniendo apreciables déficit en el comercio con otros países del continente, inclusive Japón, Surcorea, Taiwán y las naciones petroleras (Asia central y occidental). Pero los superávil con Occidente siguen disparándose. En el caso norteamericano, pasó de US$ 12.400 a 21.000 millones (+73%) en ese lapso.

Cabe apuntar que las estadísticas de Beijing son algo diferentes a las de Washington o Bruselas. Las cifras estadounidenses suelen mostrar déficit propios más altos que los correspondientes superávit chinos. Así, el departamento federal de Comercio sostiene que el déficit con China sumaba US$ 162.000 millones, el mayor jamás registrado, contra una estimación 7% inferior hecha por Beijing. Volviendo al primer trimestree en versión oriental, el superávit conjunto con sus siete mayores socios europeos (Alemania, Gran Bretaña, Francia, Holanda, Italia, España, Bélgica) asciende a US$ 12.300 millones en enero-marzo, o sea 68,5% sobre igual período de 2004.

Aun Alemania, que venía de años con superávit sobre China, pues le vende equipos y maquinarias pesadas para uso industrial, pasó al rojo (aunque “apenas” US$ 2.000 millones) en el primer trimestre. Hace un año, todavía registraba un modesto superávit (159 millones).

Contra lo que afirma la actual ofensiva de EE.UU. y la UE, las principales exportaciones chinas no son textiles, sino computadoras, sus periferias, electrónicos de uso finai y otros bienes durables. Por supuesto, levantadas restricciones de la Organización Internacional de Comercio (31 de dieiembre), las ventas se textiles saltaron 78% a EE.UU., 92% a España, 90% a Francia y 88% a Alemania. En casi todos los casos, en realidad son indumentaria que se paga muy barata y, con tras ponerle alguna etiqueta famosa, depara márgenes de hasta cincuenta veces el precio de importación.

Por otra, las estadísticas aduaneras chinas suelen estar distorsionadas por una cadena de intermediación vía Hong Kong, Taipei y Singapur, manejada por comerciantes de la diáspora china (exactamente como ocurre desde hace siglo y medio con el opio y derivados). También influyen el seguimiento y los registros aduaneros. Crédit Suisse, por ejemplo, sospecha que los superávit podrían hallarsse temporariamente inflados, debido métodos de inventario usuales en las compañías chinas. Asimismo, existe un grado no desdeñable de especulación cambiaria, ligado a las habituales corruptelas de funcionarios menores e intermedios.

Washington, Bruselas y hasta el Banco Mundial –cuyas verdaderas funciones son hoy arduas de definir- se han pasado semanas presionando a Beijing para que deje flotar el dólar (fijo en YR 8,28 desde 1994),o sea permita su revaluación. Varios países centrales suponen que eso disminuiría sus propios déficit con China. Pero alguno expertos dudan de que un yüan más caro ayude mucho a cerra brechas comerciales con Occidente, pues multinacionales y consumidores dependen del auge exportador oriental.

Por ende, “muchas grandes empresas son las primeras en defender la paridad rígida (o sea, el yüan barato). Las amenazas contra el proteccionismo suenan huecas –señala un analista de Morgan Stanley Hong Kong-, pues muchas exportaciones se hacen en consignación para transnacionales. Si Washington aplicase gravámenes punitorios, acabarían pagándolos compañías norteamericanas”.

Renuentes a esas realidades, varias bancas de inversión insisten en pronoticar reformar cambiarias en Beijing, tarde o temprano. Pero, hace pocos días, un vocero del banco central descartó cambios en un horizonte previsible. Antes, el Grupo de los 7 y el Banco Mundial exigían la flotación cambiaria, mientras el Fondo Monetario mantenía el curioso silencio que observa –también respecto de India- desde hace meses.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades