Bancos: US$ 890.000 millones de OCD en severo peligro

Según la calificadora de riesgo privado Fitch Rating, se trata de papeles comerciales respaldados en activos poco seguros. En parte, son obligaciones de deuda colaterizada (ODC) a muy corto plazo y afectan a bancos de todo el mundo.

24 agosto, 2007

Estos vehículos de inversiòn y especulación, hasta julio muy bien calificados, colocan deuda que madura de uno a 270 días y la reinvierten en títulos a plazos y tasas superiores. Pero Fitch revela que un segmento de esos bonos deriva de malas hipotecas, por lo cual está perdiendo valor y su peligro de incumplimiento toca el máximo en diez años. O sea, desde la crisis sistémica global de 1997/8.

Como señal de que los bancos afrontan crecientes riesgos, los papeles comerciales norteamericanos cayeron esta semana al mínimo desde que estallara la burbuja puntocom (2000/1). Sin duda, inversores, intermediarios y especuladores escapaban de deudas ligadas a hipotecas y se lanzaban sobre letras de Tesorería, particularmente a tres meses.

Desde el 10 de agosto, esa franja de papeles se contrajo en US$ 180.000 millones, según la Reserva Federal. Cabe señalar que cada uno de los principales bancos privados del mundo maneja activos por algo más un billón de dólares. No obstante, sólo entre el 9 y el 14, los grandes emisores debieron inyectarles “call” por alrededor de US$ 500.000 millones. Quizás haya sido un grueso error: permitió a los bancos no usar activos propios para salir de apuros.

Sólo el jueves 23, la masa de papeles comerciales cedió US$ 90.200 millones (4,2%) y quedaba en US$ 2,04 billones a valores desestacionalizados. Fue la mayor baja desde noviembre de 2000.

Esos números –presume Fitch- quizás indiquen que la decisión de la Rservsa Federal (inyectar “call”, rebajar de 6,25 a 5,75% anual el redescuento), amén de ser un “rescate de pecadores” (Joseph Stiglitz, Pal Krugman), ha sido un fracaso. De US$ 890.000 millones en papeles comerciales pendientes, unos 300.000 millones son ODC cuyo respaldo es de mala calidad.

Estos vehículos de inversiòn y especulación, hasta julio muy bien calificados, colocan deuda que madura de uno a 270 días y la reinvierten en títulos a plazos y tasas superiores. Pero Fitch revela que un segmento de esos bonos deriva de malas hipotecas, por lo cual está perdiendo valor y su peligro de incumplimiento toca el máximo en diez años. O sea, desde la crisis sistémica global de 1997/8.

Como señal de que los bancos afrontan crecientes riesgos, los papeles comerciales norteamericanos cayeron esta semana al mínimo desde que estallara la burbuja puntocom (2000/1). Sin duda, inversores, intermediarios y especuladores escapaban de deudas ligadas a hipotecas y se lanzaban sobre letras de Tesorería, particularmente a tres meses.

Desde el 10 de agosto, esa franja de papeles se contrajo en US$ 180.000 millones, según la Reserva Federal. Cabe señalar que cada uno de los principales bancos privados del mundo maneja activos por algo más un billón de dólares. No obstante, sólo entre el 9 y el 14, los grandes emisores debieron inyectarles “call” por alrededor de US$ 500.000 millones. Quizás haya sido un grueso error: permitió a los bancos no usar activos propios para salir de apuros.

Sólo el jueves 23, la masa de papeles comerciales cedió US$ 90.200 millones (4,2%) y quedaba en US$ 2,04 billones a valores desestacionalizados. Fue la mayor baja desde noviembre de 2000.

Esos números –presume Fitch- quizás indiquen que la decisión de la Rservsa Federal (inyectar “call”, rebajar de 6,25 a 5,75% anual el redescuento), amén de ser un “rescate de pecadores” (Joseph Stiglitz, Pal Krugman), ha sido un fracaso. De US$ 890.000 millones en papeles comerciales pendientes, unos 300.000 millones son ODC cuyo respaldo es de mala calidad.

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