Bancos italianos investigados, mientras el canje avanza

Carlo Giovanardi, secretario de relaciones parlamentarias, reconoció que la Banca d’Italia “investiga detenidamente” operaciones de bancos con bonos argentinos. En tanto, en Wall Street algunos creen que la aceptación final rondará 70%,

17 febrero, 2005

Días atrás, se filtraron a la prensa económica italiana detalles de un informe producido por el departamento de riesgos del banco central italiano. El miércoles, un legislados de la coalición oficialista interpeló a Giovanardi, quien acabó admitiendo que la posición de varios bancos privados era delicada. También lo es la de Domenico Siniscalco, ministro de Economía, que ha silenciado estas cosas, mientras maltrataba verbalmente al gobierno argentino.

Los cargos oficiales formulados sacudiendo el mundillo financiero europeo. Bancos e intermediarios “indujeron a invertir en bonos argentinos poco antes del cese de pagos. Pese a que ellos mismos habían empezado más de un año antes a desprenderse de esos títulos”. Así sostiene ese informe, parcialmente difundido el martes y solicitado, al día siguiente, por jueces italianos, alemanes y un norteamericanos, Thomas Griesa (Nueva York).

En realidad, aparte del emisor, siete fallos judiciales italianos y dos alemanes habían señaldo que banqueros y firmas de valores seguían colocando febrilmente esos bonos hasta noviembre de 2001, mientras ellos estaban quitándoselos de encima ya a mediados de 2000. Salvo dos o tres excepciones –una de ellas este sitio-, los medios rioplatenses no tocaron el tema hasta… septiembre de 2004.

Las tácticas de los intermediarios financieros italianos, alemanes y de otros países, en desmedro de ahorristas e inversores bisoños, eran conocidas desde 1998 en el mercado global. Ya para entonces, los analistas serios sabían que la convertibilidad se venía abajo, a causa del desmesurado endeudamiento externo creado desde 1991 por la administración Ménem. Así lo indicaba, entre otros, Michael Mussa, ex analista jefe del Fondo Monetario Internacional.

Pero los grupos de gestores y abogados, que –por cuenta de fondos de riesgo- venían presionando contra el canje, no les contaron la verdad a sus presuntos representados. Ésta recién emergió cuando bonistas perjudicados y dos o tres asociaciones de pequeños inversores salieron contra los bancos, cosa que Charles Dallara, Nicola Stock, Hans Humes y sus aliados en Buenos Aires no hacían.

Al declararse la insolvencia argentina, el 23 de diciembre de 2001, las entidades financieras italianas y alemanas habían reducido tenencias de “tangobonos”. Sólo los bancos italianos las habían achicado en 73%, Esta estimación figura en el periódico económico “Finanza e mercati”. Pero las cifras son sospechosamente bajas, lo cual quizá se deba a la postura de ese medio y su rival, “Il sole 24ore”, muy sesgada en favor del “comité global”.

De paso, sus incansables letrados ahora apelan al centro internacional de arreglos de disputas relativas a inversiones (Ciadi, una oficina del Banco Mundial). Su nuevo libreto sostiene que existen tratados argentinos con Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Fracia, Suiza e Italia que “amparan contra expropiaciones”. Esta maniobra enganchó a una “asociación de damnificados por la pesificación” que funciona en Buenos Aires. Como los “comités”, esta clase de entidades no ha movido en dedo para procesar a Domingo F.Cavallo, Roque Fernández y sus sucesores en Economía y el banco central hasta fin de 2001. Tampoco se mueven contra el FMI, que toleró años de “contabilidad imaginativa” para ocultar el creciente déficit fiscal (por cierto, congresos y gobiernos posteriores a la caída de Adolfo Rodríguez Saa no se muestran muy interesados en esa línea de acción).

Amoscada, la Associazione Bancaria Italiana negó que sus afiliados hubieran descargado papeles argentinos en ahorristas sin experiencia. Pero la entidad todavía debe explicaciones por el papel de sus miembros en casos como Parmalat, Cirio, Volare o Finmatica.

Según la Commissione Nazionale per societá e borse, hay algo más de US$ 37.000 millones canjeados en el mundo. Eso mientras los bancos sienten el golpe de recientes acusaciones oficiales. En Wall Street, esperan poco más de 70%.

De acuerdo con cálculos hechos en Buenos Aires, el monto peninsular equivale a algo más de 42% en términos globales. Por su parte, dos bancos norteamericanos de primera líneas estiman que la aceptación final pasará de 70%. Esto terminará de desinflar las estrategias de “comités de bonistas”, fondos buitres y sus abogados.

Por supuesto, ahora faltan los tenedores institucionales de papeles y, por supuesto, los fondos oportunistas que ya están comprando, aunque las cotizaciones no hayan bajado al punto que buscaba la larga serie de campañas de opinión lanzada desde hace más de seis meses.

La semana pasada, mientras otro informe ya sostenía que el porcentaje de adhesión era de casi 43%, en Argentina la cifra era 35%. La confusión se origina –señalaban funcionarios de la Bolsa de Comercio local- en que el gobierno argentino no había definido oficialmente qué suma se debe utilizar como base para los cálculos.

En ese contexto, el monto dado a conocer por la Consob representaría 45,2% del canje global, si se habla de montos netos. O sea, de un total de US$ 81.200 millones. No del total nominal, como aclaraba este sitio días atrás. En cuanto a medios que ayer sacaban una proyección de 80%, no están claras las fuentes o si en realidad existen.

Días atrás, se filtraron a la prensa económica italiana detalles de un informe producido por el departamento de riesgos del banco central italiano. El miércoles, un legislados de la coalición oficialista interpeló a Giovanardi, quien acabó admitiendo que la posición de varios bancos privados era delicada. También lo es la de Domenico Siniscalco, ministro de Economía, que ha silenciado estas cosas, mientras maltrataba verbalmente al gobierno argentino.

Los cargos oficiales formulados sacudiendo el mundillo financiero europeo. Bancos e intermediarios “indujeron a invertir en bonos argentinos poco antes del cese de pagos. Pese a que ellos mismos habían empezado más de un año antes a desprenderse de esos títulos”. Así sostiene ese informe, parcialmente difundido el martes y solicitado, al día siguiente, por jueces italianos, alemanes y un norteamericanos, Thomas Griesa (Nueva York).

En realidad, aparte del emisor, siete fallos judiciales italianos y dos alemanes habían señaldo que banqueros y firmas de valores seguían colocando febrilmente esos bonos hasta noviembre de 2001, mientras ellos estaban quitándoselos de encima ya a mediados de 2000. Salvo dos o tres excepciones –una de ellas este sitio-, los medios rioplatenses no tocaron el tema hasta… septiembre de 2004.

Las tácticas de los intermediarios financieros italianos, alemanes y de otros países, en desmedro de ahorristas e inversores bisoños, eran conocidas desde 1998 en el mercado global. Ya para entonces, los analistas serios sabían que la convertibilidad se venía abajo, a causa del desmesurado endeudamiento externo creado desde 1991 por la administración Ménem. Así lo indicaba, entre otros, Michael Mussa, ex analista jefe del Fondo Monetario Internacional.

Pero los grupos de gestores y abogados, que –por cuenta de fondos de riesgo- venían presionando contra el canje, no les contaron la verdad a sus presuntos representados. Ésta recién emergió cuando bonistas perjudicados y dos o tres asociaciones de pequeños inversores salieron contra los bancos, cosa que Charles Dallara, Nicola Stock, Hans Humes y sus aliados en Buenos Aires no hacían.

Al declararse la insolvencia argentina, el 23 de diciembre de 2001, las entidades financieras italianas y alemanas habían reducido tenencias de “tangobonos”. Sólo los bancos italianos las habían achicado en 73%, Esta estimación figura en el periódico económico “Finanza e mercati”. Pero las cifras son sospechosamente bajas, lo cual quizá se deba a la postura de ese medio y su rival, “Il sole 24ore”, muy sesgada en favor del “comité global”.

De paso, sus incansables letrados ahora apelan al centro internacional de arreglos de disputas relativas a inversiones (Ciadi, una oficina del Banco Mundial). Su nuevo libreto sostiene que existen tratados argentinos con Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Fracia, Suiza e Italia que “amparan contra expropiaciones”. Esta maniobra enganchó a una “asociación de damnificados por la pesificación” que funciona en Buenos Aires. Como los “comités”, esta clase de entidades no ha movido en dedo para procesar a Domingo F.Cavallo, Roque Fernández y sus sucesores en Economía y el banco central hasta fin de 2001. Tampoco se mueven contra el FMI, que toleró años de “contabilidad imaginativa” para ocultar el creciente déficit fiscal (por cierto, congresos y gobiernos posteriores a la caída de Adolfo Rodríguez Saa no se muestran muy interesados en esa línea de acción).

Amoscada, la Associazione Bancaria Italiana negó que sus afiliados hubieran descargado papeles argentinos en ahorristas sin experiencia. Pero la entidad todavía debe explicaciones por el papel de sus miembros en casos como Parmalat, Cirio, Volare o Finmatica.

Según la Commissione Nazionale per societá e borse, hay algo más de US$ 37.000 millones canjeados en el mundo. Eso mientras los bancos sienten el golpe de recientes acusaciones oficiales. En Wall Street, esperan poco más de 70%.

De acuerdo con cálculos hechos en Buenos Aires, el monto peninsular equivale a algo más de 42% en términos globales. Por su parte, dos bancos norteamericanos de primera líneas estiman que la aceptación final pasará de 70%. Esto terminará de desinflar las estrategias de “comités de bonistas”, fondos buitres y sus abogados.

Por supuesto, ahora faltan los tenedores institucionales de papeles y, por supuesto, los fondos oportunistas que ya están comprando, aunque las cotizaciones no hayan bajado al punto que buscaba la larga serie de campañas de opinión lanzada desde hace más de seis meses.

La semana pasada, mientras otro informe ya sostenía que el porcentaje de adhesión era de casi 43%, en Argentina la cifra era 35%. La confusión se origina –señalaban funcionarios de la Bolsa de Comercio local- en que el gobierno argentino no había definido oficialmente qué suma se debe utilizar como base para los cálculos.

En ese contexto, el monto dado a conocer por la Consob representaría 45,2% del canje global, si se habla de montos netos. O sea, de un total de US$ 81.200 millones. No del total nominal, como aclaraba este sitio días atrás. En cuanto a medios que ayer sacaban una proyección de 80%, no están claras las fuentes o si en realidad existen.

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