Argentina vuelve e negociar entre presiones y signos de menor dureza

Ya el jueves, bonistas que tienen 1/3 de la deuda (US$ 99.400 millones) creían que el gobierno mejorará ofertas. Por algo, pensaban, John Taylor viene a Buenos Aires. Pero los “fundamentalistas” pronostican el fracaso de las inminentes reuniones.

15 abril, 2004

“Buenos Aires todavía no ha mostrado las cartas”, presumía –en declaraciones a Bloomberg’s- George Estes, del llamado “comité global de bonistas”, que maneja la cartera de Grantham Van Otterloo & Co (Boston). “Estimo que se mejorará la oferta”. Contrariamente a otros cabilderos del mismo grupo, este operador era “cautamente optimista”.

El comité se reúne con funcionarios argentinos el viernes. Ese mismo día, se inician formalmente las negociaciones pro restructuración de la deuda. Por otra parte, Estes simplemente refleja una impresión del mercado, donde los bonos argentinos tienden a subir. “Varios inversores estiman que el gobierno acabará mejorando la oferta, quizás reduciendo algunos puntos la quita de 75%”, comentaban en JP Morgan Chase.

Sin llegar a lo que piden los italianos (60%), ahora se estima factible 65/67,5%. Pero flexibilizando el futuro bono vinculado al producto bruto interno. En lo formal, el gobierno sigue firme en las propuesta original y sus allegados recuerdan que los nuevos contactos obedecen a instancias del Fondo Monetario Internacional. De hecho, estaban entre las condiciones del acuerdo a tres años por US$ 13.300 millones.

El arribo de John Taylor, subsecretario norteamericano de Hacienda –el lunes 19-, es una señal para los acreedores. Particularmente para el “comité global”, otro de cuyos gestores –el suizo Nicola Stock- sugiere ahora que el grupo podría “boicotear un eventual pacto Unión Europea-Mercosur” (como si tuviese fuerza para hacerlo).

Por su parte, voceros, columnistas y medios vinculados a la campaña de presiones sobre Buenos Aires señalan que el repunte de 8,7% en el PBI de 2003 y las perspectivas de 2004 (7%) revelan que Argentina bien podría acercar posiciones con los acreedores. Mejor dicho, con los fondos –buitres inclusive- y la banca que los representan.

El despacho de Bloomberg apunta que sólo dos de 19 grupos internacionales de bonistas, invitados por Buenos Aires, han accedido a participar de las primeras reuniones. Aparte del “comité global” –dice representar US$ 37 millones en bonos, o sea dos tercios del total incumplido, aunque aún no lo ha demostrado-, viene Stefan Engelsberger, en nombre de una sociedad de bonistas alemanes con papeles por sólo US$ 200 millones.

Daiwa Securitites SMBC, Comitato Investori Titoli Argentini, Mitsubishi Securities y Capital Research, entre otros, han declinado las invitaciones. Según un operador de ABN Amro Nueva York, hay reticencia porque Argentina insiste en no mejorar ofertas. Saben, además, que el gobierno quiere llegar a cumplir su primer año (25 de mayo) sin mostrar “signos de debilidad”.

Resulta sintomático, empero, que los renuentes a la cita ya no sean tan duros. El holandés, por ejemplo, prevé posibilidades de acuerdo preliminar a principios de 2005. Hasta hace poco, el “lobby” del comité global no admitían siquiera eso. Probablemente, la firmeza de la economía explique este “ablandamiento”, pues el eventual canje de deuda involucrará bonos cuyos rindes se ajustarán por la evolución del PBI.

Quienes detectan un realineamiento de posiciones entre grupos de acreedores privados subrayan la actitud de los medios usualmente ligados a sus intereses. Un sector, tras leer el cable de Bloomberg’s, se inclina por la postura blanda. El otro, muy ligado a fondos buitres, anuncia hoy (jueves) una rotunda negativa ante Lavagna.

“Buenos Aires todavía no ha mostrado las cartas”, presumía –en declaraciones a Bloomberg’s- George Estes, del llamado “comité global de bonistas”, que maneja la cartera de Grantham Van Otterloo & Co (Boston). “Estimo que se mejorará la oferta”. Contrariamente a otros cabilderos del mismo grupo, este operador era “cautamente optimista”.

El comité se reúne con funcionarios argentinos el viernes. Ese mismo día, se inician formalmente las negociaciones pro restructuración de la deuda. Por otra parte, Estes simplemente refleja una impresión del mercado, donde los bonos argentinos tienden a subir. “Varios inversores estiman que el gobierno acabará mejorando la oferta, quizás reduciendo algunos puntos la quita de 75%”, comentaban en JP Morgan Chase.

Sin llegar a lo que piden los italianos (60%), ahora se estima factible 65/67,5%. Pero flexibilizando el futuro bono vinculado al producto bruto interno. En lo formal, el gobierno sigue firme en las propuesta original y sus allegados recuerdan que los nuevos contactos obedecen a instancias del Fondo Monetario Internacional. De hecho, estaban entre las condiciones del acuerdo a tres años por US$ 13.300 millones.

El arribo de John Taylor, subsecretario norteamericano de Hacienda –el lunes 19-, es una señal para los acreedores. Particularmente para el “comité global”, otro de cuyos gestores –el suizo Nicola Stock- sugiere ahora que el grupo podría “boicotear un eventual pacto Unión Europea-Mercosur” (como si tuviese fuerza para hacerlo).

Por su parte, voceros, columnistas y medios vinculados a la campaña de presiones sobre Buenos Aires señalan que el repunte de 8,7% en el PBI de 2003 y las perspectivas de 2004 (7%) revelan que Argentina bien podría acercar posiciones con los acreedores. Mejor dicho, con los fondos –buitres inclusive- y la banca que los representan.

El despacho de Bloomberg apunta que sólo dos de 19 grupos internacionales de bonistas, invitados por Buenos Aires, han accedido a participar de las primeras reuniones. Aparte del “comité global” –dice representar US$ 37 millones en bonos, o sea dos tercios del total incumplido, aunque aún no lo ha demostrado-, viene Stefan Engelsberger, en nombre de una sociedad de bonistas alemanes con papeles por sólo US$ 200 millones.

Daiwa Securitites SMBC, Comitato Investori Titoli Argentini, Mitsubishi Securities y Capital Research, entre otros, han declinado las invitaciones. Según un operador de ABN Amro Nueva York, hay reticencia porque Argentina insiste en no mejorar ofertas. Saben, además, que el gobierno quiere llegar a cumplir su primer año (25 de mayo) sin mostrar “signos de debilidad”.

Resulta sintomático, empero, que los renuentes a la cita ya no sean tan duros. El holandés, por ejemplo, prevé posibilidades de acuerdo preliminar a principios de 2005. Hasta hace poco, el “lobby” del comité global no admitían siquiera eso. Probablemente, la firmeza de la economía explique este “ablandamiento”, pues el eventual canje de deuda involucrará bonos cuyos rindes se ajustarán por la evolución del PBI.

Quienes detectan un realineamiento de posiciones entre grupos de acreedores privados subrayan la actitud de los medios usualmente ligados a sus intereses. Un sector, tras leer el cable de Bloomberg’s, se inclina por la postura blanda. El otro, muy ligado a fondos buitres, anuncia hoy (jueves) una rotunda negativa ante Lavagna.

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