Aprensiones sobre tasas llevan el euro a US$ 1,22 y el oro a 540

El dólar sufrió el peor retroceso en cuatro días desde 2001. Se debió a maniobras en Wall Street con dos objetivos: forzar la suspensión de ajustes a tasas básicas e inflar índices bursátiles. De paso, el oro tocaba máximos desde 2000.

9 enero, 2006

En efecto, operadores y medios adictos salieron a “leer” en las minutas del comité monetario (Reserva Federal, 23/XII) la “velada intención” de cesar con los ajustes por 25 puntos básicos cada cinco semanas, como ocurre desde julio de 2004.

Tangencialmente, buscan detener la depreciación del euro en dòlares (14% en 2005). Pero la meta clave es forzar cierres positivos en los indicadores bursátiles, por lo menos este mes. Los gurúes de siempre, que casi no han acertado una durante los últimos meses, creen que un arranque de año en alza inducirá firmeza accionaria para el resto de 2006. Especialmente si puede neutralizar los efectos bursátiles de la próxima campaña por comicios parlamentarios. Ésta se vislumbra fea para los republicanos (Wall Street siempre los apoya), hoy sumidos en una serie de escándalos y con la imagen de George W.Bush en el piso.

En ese contexto, el euro fue ascendiendo de US$ 1,195 a 1,218 (+1,8%). Contra el yen y pese a una masiva intervención del banco central en Tokio, cedió de ¥ 117,50 a 116 (-1,6%) en un par de jornadas. Tomando igual lapso, el euro acumulaba 3,1% de avance, algo que no sucedía desde enero de 2001. Con el oro sobre US$ 540 la onza (pico en seis años), el viernes los principales paneles apuntalaban una “euforia a medida”.

Ajenos a maniobras, analistas más sensatos estiman prematuro este achatamiento del dólar. Así sostienen en Tokio, Londres y Fráncfort, donde esperan una reversión de tendencias en pocos días. Sin adherir a las interpretaciones de colegas norteamericanos, expertos de la Eurozona y Asia oriental suponen que la Reserva Federal seguirá elevando tipos referenciales, por lo menos este trimestre.

En efecto, operadores y medios adictos salieron a “leer” en las minutas del comité monetario (Reserva Federal, 23/XII) la “velada intención” de cesar con los ajustes por 25 puntos básicos cada cinco semanas, como ocurre desde julio de 2004.

Tangencialmente, buscan detener la depreciación del euro en dòlares (14% en 2005). Pero la meta clave es forzar cierres positivos en los indicadores bursátiles, por lo menos este mes. Los gurúes de siempre, que casi no han acertado una durante los últimos meses, creen que un arranque de año en alza inducirá firmeza accionaria para el resto de 2006. Especialmente si puede neutralizar los efectos bursátiles de la próxima campaña por comicios parlamentarios. Ésta se vislumbra fea para los republicanos (Wall Street siempre los apoya), hoy sumidos en una serie de escándalos y con la imagen de George W.Bush en el piso.

En ese contexto, el euro fue ascendiendo de US$ 1,195 a 1,218 (+1,8%). Contra el yen y pese a una masiva intervención del banco central en Tokio, cedió de ¥ 117,50 a 116 (-1,6%) en un par de jornadas. Tomando igual lapso, el euro acumulaba 3,1% de avance, algo que no sucedía desde enero de 2001. Con el oro sobre US$ 540 la onza (pico en seis años), el viernes los principales paneles apuntalaban una “euforia a medida”.

Ajenos a maniobras, analistas más sensatos estiman prematuro este achatamiento del dólar. Así sostienen en Tokio, Londres y Fráncfort, donde esperan una reversión de tendencias en pocos días. Sin adherir a las interpretaciones de colegas norteamericanos, expertos de la Eurozona y Asia oriental suponen que la Reserva Federal seguirá elevando tipos referenciales, por lo menos este trimestre.

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