Alan Greenspan no fue el genio que algunos han creído ver

“Permitió dos graves burbujas especulativas. A la puntocom (1997/2000) la calificó de ‘exuberancia irracional’, pero no hizo nada para frenarla. La inmobiliaria empezó en 2001 y continúa, por las bajas tasas que ha mantenido”

2 febrero, 2006

En síntesis, el hoy jubilado presidente del Sistema de Reserva Federal “deja a Estados Unidos en posición vulnerable”, afirma el economista Paul Krugman. En el debate sobre el legado de Greenspan, van lentamente imponiéndose las crpiticas, tras un mes de elogios a veces soewpchosos (por ejemplo, los de analistas y funcionarios latinoamericanos).

El cambio de clima se relaciona con dos recientes estadísticas. Primera, el ritmo de crecimiento anual en el producto bruto interno se desmoronó de 4,2 a 1,1% entre el tercero y el cuarto trimestre. Segunda, el departamento federal de Comercio reveló que la tasa de ahorro interno ha ca´pido el mpinimos desde 1932.

Ahora bien, si los norteamericanos y su gobierno siguen agstante alegremente más de lo que ganan o recaudas, “buena parte de la culpa la tienen Greenspan y su obsesión con los tipos de interés bajos”, apunta Charles Goodhart, ex director en el Banco de Inglaterrra. A su criterio, ese cúmulo de déficit se debe –en lo cual coincide con Greenspan- a que China, Japón, Surcorea y Taiwán han estado comprando masivamente deuda federal. “Se trara de economías con altos márgenes de ahorro interno y, en los últimos tres casos, notables superávit externos”.

En esta condiciones, teme el inglés, “Benjamin Bernanke poco podrá hacer para sanear las finanzas públicas y domésticas. El SRF tiene posibilidades de influir, aunque no de eliminar ni atenuar tantos desequilibrios”. Si bien hoy la economía estadounidense da señales de enfriamiento, el cambio de guardia no hará gran diferencia”.

Para este experto y colegas alemanes, la situación actual del mundo es paradójica. “Empresas y bancos de Estados Unidos y la Unión Europea nadan en liquidez, gracias a Greenspan y su contraparte en el Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet. Pero, en vez de aumentar inversiones directas o productivas, se dedican a reducir su endeudamiento o al fusiones y adquisiciones. Por ende, las principales economías físicas del mundo sufren presiones deflacionarias (enmascradas en EE.UU. por los déficit). A Bernanke le costará mucho encontrar equilibrios aceptables”.

En síntesis, el hoy jubilado presidente del Sistema de Reserva Federal “deja a Estados Unidos en posición vulnerable”, afirma el economista Paul Krugman. En el debate sobre el legado de Greenspan, van lentamente imponiéndose las crpiticas, tras un mes de elogios a veces soewpchosos (por ejemplo, los de analistas y funcionarios latinoamericanos).

El cambio de clima se relaciona con dos recientes estadísticas. Primera, el ritmo de crecimiento anual en el producto bruto interno se desmoronó de 4,2 a 1,1% entre el tercero y el cuarto trimestre. Segunda, el departamento federal de Comercio reveló que la tasa de ahorro interno ha ca´pido el mpinimos desde 1932.

Ahora bien, si los norteamericanos y su gobierno siguen agstante alegremente más de lo que ganan o recaudas, “buena parte de la culpa la tienen Greenspan y su obsesión con los tipos de interés bajos”, apunta Charles Goodhart, ex director en el Banco de Inglaterrra. A su criterio, ese cúmulo de déficit se debe –en lo cual coincide con Greenspan- a que China, Japón, Surcorea y Taiwán han estado comprando masivamente deuda federal. “Se trara de economías con altos márgenes de ahorro interno y, en los últimos tres casos, notables superávit externos”.

En esta condiciones, teme el inglés, “Benjamin Bernanke poco podrá hacer para sanear las finanzas públicas y domésticas. El SRF tiene posibilidades de influir, aunque no de eliminar ni atenuar tantos desequilibrios”. Si bien hoy la economía estadounidense da señales de enfriamiento, el cambio de guardia no hará gran diferencia”.

Para este experto y colegas alemanes, la situación actual del mundo es paradójica. “Empresas y bancos de Estados Unidos y la Unión Europea nadan en liquidez, gracias a Greenspan y su contraparte en el Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet. Pero, en vez de aumentar inversiones directas o productivas, se dedican a reducir su endeudamiento o al fusiones y adquisiciones. Por ende, las principales economías físicas del mundo sufren presiones deflacionarias (enmascradas en EE.UU. por los déficit). A Bernanke le costará mucho encontrar equilibrios aceptables”.

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