Las economías de todo el mundo prácticamente estuvieron paralizadas durante l os 15 meses de la pandemia del coronavirus, lo que produjo una sorprendente caída en las emisiones de gases de invernadero.
Pero eso hizo muy poco para desacelerar la sostenida acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera, que llegó a los niveles más altos desde que comenzaron las mediciones 63 años atrás.
“En el corazòn de esto está la quema de combustibles fósiles.Si no atacamos ese tema, el problema no va a desaparecer”, dijo en entrevista Ralph Keeling, geoquímico de la Scripps Institution of Oceanography. Dijo además que el mundo va a tener que hacer cortes de emisiones mucho más grandes y sostenidos que los realizados durante la pandemia.
Los científicos de la Scripps y de la National Oceanic and Atmospheric Administration dijeron que los niveles de dióxido de carbono llegaron a un pico en mayo, al alcanzar un promedio mensual de casi 419 partes por Eso representa un aumento con respecto a la media de mayo 2020 de 417 partes por millón y marca el más alto nivel desde que las mediciones comenzaron hace 63 años en el observatorio NOAA en Mauna Loa, Hawaii. Dos veces en 2021 los niveles diarios registrados en el observatorio superaron las 420 partes por millón, dicen los investigadores.
