Sigue el debate que no cesa: ¿envejecimiento o enfermedad?

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En octubre del año pasado empezó a correr la voz entre los investigadores de que la Organización Mundial de la Salud estaba considerando un cambio en su Clasificación Internacional de Enfermedades, un catálogo utilizado para estandarizar el diagnóstico de enfermedades en todo el mundo.

En una siguiente revisión, el plan era sustituir el diagnóstico de “senilidad” por algo más amplio: “vejez”. Lo más importante es que el código asociado al diagnóstico incluía el término “patológico”, lo que podría haberse interpretado como una sugerencia de que la vejez es una enfermedad en sí misma.

La pregunta central es: ¿la vejez es una enfermedad en sí misma o es un proceso biológico que contribuye a la aparición de enfermedades?

Mientras que algunos investigadores veían con buenos ojos la revisión, por considerarla parte del camino hacia la creación y distribución de terapias antienvejecimiento, otros temían que estos cambios no hicieran más que fomentar el viejismo, señalando que si se presumía que la edad era una enfermedad por sí sola, eso podría llevar a una atención inadecuada por parte de los médicos.

En lugar de detectar exactamente qué es lo que le pasa al paciente, un problema podría explicarse simplemente por la edad del paciente, opina Kiran Rabheru, profesor de la Universidad de Ottawa.

“El problema central es que si legitimizamos la vejez como un diagnóstico, corremos el riesgo de que mucha gente lo utilice en forma inapropiada”. Muchos expertos coincidieron con él.

Rabheru formó un grupo con aquellos que presentaron un reclamo a la comisión catalogadora y consiguieron una revisión formal seguida de una retractación.

Pero esa decisión no fue bien recibida por todos. “La problemática decisión de la Organización Mundial de la Salud de definir al envejecimiento como una “condición médica” lamentablemente se ha revertido, tuiteó David Sinclair, profesor de la Harvard Medical School y una figura influyente en el estudio del envejecimiento.

“Mi pregunta a los científicos y médicos que protestaron la inclusión de la vejez es esta: “¿Qué es lo que encuentran tan amenazador? Me encantaría conocer la motivación, además de intentar mantener el status quo”.

A Sinclair también le preocupa el viejismo, pero él dice que la mejor manera de combatirlo es abordando el envejecimiento: afrontar el problema, creando tratamientos para demorar su avance.

Del lado de los que buscan conectar edad avanzada directamente con enfermedad se dice que ayudaría al campo de la investigación de la longevidad a superar obstáculos regulatorios y allanar el camino a las drogas diseñadas específicamente para tratar el envejecimiento.

La Food and Drug Administration de Estados Unidos (FDA), ha declarado que no considera el envejecimiento como una enfermedad. “La visión actual de que el envejecimiento es aceptable es viejismo en sí mismo”.

El debate sobre con qué palabra se define el envejecimiento llega al corazón de las preguntas que se hacen sobre el tema y si el proceso biológico que contribuye al riesgo de desarrollar una serie de enfermedades es, en sí mismo, una enfermedad.

 

Hasta los investigadores que llevan años en estos estudios tienen problemas para definir envejecimiento, dice Simon Melov, cuyo laboratorio examina los mecanismos centrales del envejecimiento. Él cree que se trata de “una declinación de las funciones provocada por el paso del tiempo”.

Desde el punto de vista biológico, el envejecimiento puede pensarse como una acumulación de cambios moleculares que terminan debilitando la integridad y la resiliencia del cuerpo. Daniel Belsky, profesor adjunto en la Columbia Mailman School of Public Health ve al envejecimiento desde esta perspectiva: “el envejecimiento es causa de enfermedad, no enfermedad en sí misma”, dice.

Hay personas de la misma edad cronológica que tienen edades biológicas notablemente diferentes basadas en cambios observables como el deterioro de las células.

Otros afirman que, si una condición es tratable, es una enfermedad. Este puede ser un argumento que induzca a confusión: hay enfermedades que no son tratables y tratamientos para cosas que podrían no ser clasificadas como enfermedades. Pero si el argumento se sostiene, aunque no haya todavía un tratamiento para el envejecimiento, tal vez sea suficiente si se puede concebir que podría haberlo en el futuro.

Algunos investigadores dicen que no tiene sentido enmarcar como enfermedad algo que es un proceso biológico normal. Belsky agrega que para complicar más las cosas, no existe un punto aceptado a partir del cual puede decirse con certeza que unas persona comienza a ser vieja.

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