Relaciones causa-efecto y el Nobel de Economía

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El diccionario de la Real Academia Española define causalidad como “ley en virtud de la cual se producen efectos”. Y es evidente que sin conocimientos de este tipo de leyes no podemos aspirar a entender hechos y fenómenos de interés.

Por Juan Francisco Jimeno Serrano (*)

De hecho, la investigación científica no consiste más que en la aspiración de comprender cómo funciona el mundo a partir de los datos que nos deja la historia y la experiencia.

En el campo de la economía identificar este tipo de leyes (relaciones causa-efecto) es especialmente difícil por tres razones:

  1. Muchas de las variables que describen un determinado fenómeno económico están interrelacionadas entre sí. O dicho de otra manera, las relaciones causa-efecto son multidimensionales y multidireccionales porque existen muchas posibilidades por las cuales se originan los fenómenos económicos.
  2. La incapacidad de ejecutar experimentos aleatorios de forma generalizada como sí se hace en otras ciencias, por ejemplo, en medicina.
  3. No existen leyes económicasinmutables: las relaciones causa-efecto que puedan existir en un determinado lugar y momento no tienen por qué ser válidas en contextos distintos.
 Modelos económicos

La incapacidad de establecer y utilizar relaciones causa-efecto es especialmente relevante a la hora de diseñar programas de políticas económicas, que no son más que la implementación de un conjunto de medidas (instrumentos) para alcanzar determinados fines (objetivos).

La manera tradicional en la que los economistas han tratado de superar esta dificultad ha sido mediante la construcción de modelos económicos. Esto es, un conjunto de supuestos sobre el comportamiento de los agentes económicos y sobre sus interacciones en los que se puede medir mecanismos de transmisión. Es decir, en qué medida las variables económicas responden a otras.

Siendo conscientes de que pueden elaborarse muchos modelos (y que no todos ellos captan realidades relevantes para la cuestión de interés), recurrieron a la econometría para desarrollar un instrumental metodológico con el que discernir qué modelos se ajustan más a la realidad y, por tanto, pueden ser más útiles para fundamentar decisiones de política económica. Como se suele decir, aunque todos los modelos económicos son falsos, algunos pueden ser útiles.

Sin embargo, sin la posibilidad de desarrollar experimentos aleatorios, la identificación de relaciones causa-efecto está muy limitada y la contrastación empírica de los modelos económicos siempre requiere de supuestos fuertes y en general poco creíbles.

 Experimentos naturales

Esta insatisfacción fue la que, a principios de los noventa del siglo pasado, llevó a un grupo de economistas a plantear una aproximación diferente a las relaciones causa-efecto en economía. Entre ellos los más reconocidos fueron Alan Krueger, tristemente fallecido en 2019, y Joshua AngristDavid Card y Guido Imbens, que han sido galardonados con el Premio Nobel de Economía 2021 por sus contribuciones empíricas a la economía laboral (Card) y por sus contribuciones metodológicas al análisis de las relaciones causales (Angrist e Imbens).

El enfoque de Card, Angrist e Imbens al análisis de las relaciones causales, que se conoce con la etiqueta de la revolución de la credibilidad, ha cambiado radicalmente la manera en la que se hace investigación empírica en economía y, también, en muchos otros campos de las ciencias sociales.

Su método consiste en la exploración de experimentos naturales. Esto es, acontecimientos que, por razones puramente aleatorias, afectan de manera diferente a grupos de individuos con características similares y, por tanto, la comparación entre esos grupos permite identificar los efectos de dichos acontecimientos.

Se trata de una aproximación sin ningún tipo de fundamentos teóricos o juicios a priori sobre las relaciones causa-efecto a identificar y, por consiguiente, libre de las limitaciones inherentes a la contrastación empírica de modelos económicos.

David Card fue pionero en la exploración de experimentos naturales, con estudios sobre los efectos de aumentos del salario mínimo, en colaboración con Alan Krueger, o sobre los efectos económicos de la inmigración. Angrist, que también ha analizado experimentos naturales, principalmente en el campo de la economía de la educación, ha desarrollado junto con Guido Imbens el arsenal metodológico necesario para estimar relaciones causa-efecto a partir de experimentos naturales.

¿Efectos de la subida del salario mínimo?

Entre todos los trabajos de los galardonados con el Premio Nobel de Economía 2021, el más famoso sin ningún género de dudas es el de Card y Krueger sobre efectos de aumentos del salario mínimo.

La visión tradicional sobre la relación causa-efecto relevante en este caso era muy simple: si sube el salario mínimo por encima del salario que equilibra la oferta y la demanda de trabajo, el empleo disminuye.

El mecanismo de transmisión que subyace a esta afirmación es también muy simple: aumentos del salario mínimo suponen incrementos de los costes laborales unitarios para las empresas (esto es, lo que tienen que pagar a los trabajadores con relación a su productividad) y, consecuentemente, demandarán menos trabajo.

Ocurre, sin embargo, que aumentos del salario mínimo podrían provocar también aumentos de la productividad (y, así, los costes laborales unitarios no subirían) o que la empresa tuviera poder de monopsonio (esto es, que no estuviera sometida a la competencia de otros empleadores a la hora de contratar trabajadores), en cuyo caso aumentos del salario mínimo pueden producir aumentos del empleo.

4,25 $ vs. 5,05 $

Con todos estos condicionantes, la discusión sobre los efectos en el empleo de aumentos del salario mínimo solo se puede resolver empíricamente. Card y Krueger se dieron cuenta de que había un experimento natural que podría informar esta discusión.

En abril de 1992 el salario mínimo en New Jersey subió de 4,25 $ por hora a 5,05 $ por hora. Obtuvieron datos sobre empleo en 410 restaurantes de comida rápida localizados en New Jersey y en el este de Pennsylvania, estado colindante con New Jersey. Por tanto, en este caso la aleatorización viene dada por una frontera administrativa que hace que restaurantes similares en localizaciones similares fueran afectados de manera distinta por el aumento del salario mínimo (los de New Jersey tuvieron que subir salarios, los de Pennsylvania, no).

Tras comparar el crecimiento del empleo en el grupo de afectados (tratados) con el del grupo de no afectados (control) encontraron que no había diferencias significativas, por lo que concluyeron que el aumento del salario mínimo no tuvo efectos negativos sobre el empleo.

 Nuevas formas de ver

A partir de entonces, el uso de experimentos naturales para identificar relaciones causa-efecto ha crecido exponencialmente tanto en economía como en otras ciencias sociales.

Las ventajas del enfoque son grandes: una identificación más creíble de las relaciones de interés y la potencial obtención de resultados empíricos que pueden hacernos pensar sobre mecanismos de transmisión que no fueron tenidos en cuenta. El inconveniente es que, siendo resultados referidos a un contexto geográfico e histórico determinado, su validez externa es débil.

En cualquier caso, gracias a Card, Krueger, Angrist e Imbens disponemos de otra forma de hacer análisis empírico con el que avanzar en nuestro conocimiento de la realidad.

(*) Profesor de Economía, Universidad de Alcalá

 

 

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