Los cuatro grupos más expuestos a los efectos económicos de la pandemia los presenta aquí Blair Sheppard en su investigación “Career advice for a changing world” que publica Strategy&Business.
Los impactos de la pandemia en la economía global y la vida de las personas ya son devastadores. El desempleo masivo se combina con un aumento fenomenal de las deudas nacionales, lo que a su vez limitará la capacidad de los gobiernos para ayudar a los desempleados y aumentará la carga impositiva para las empresas y muchos ciudadanos. El desafío para todas las generaciones será encontrar maneras de mejorar las perspectivas de conseguir empleo en estas circunstancias. La clave será entonces, identificar y fomentar las habilidades que va a necesitar el nuevo mundo.
Los cambios en la naturaleza del mundo del trabajo y del mundo laboral que se aceleran por efecto de la tecnología y la demografía afectarán a cuatro grupos específicos de personas en diferentes etapas de su carrera laboral. Entender esas tendencias los ayudará a identificar formas de ajustarse a la realidad cambiante y también a adquirir confianza en sus esfuerzos por asimilar la disrupción del cambio tecnológico y el shock de la pandemia.
El primer grupo está formado por los jóvenes: los que están terminando la universidad y cuyas perspectivas de trabajo son ahora inciertas a causa de la recesión. En el segundo grupo están los trabajadores que van por la mitad de su carrera laboral y que soportan el peso de sus obligaciones financieras, el temor de perder su empleo y que además no se sienten preparados para adaptarse a la velocidad que exige el cambio tecnológico. El tercer grupo es el de los que están próximos a jubilarse y que tal vez no tengan ahorros suficientes o una jubilación sólida y que por lo tanto necesitarán seguir trabajando.
El cuarto grupo es el de los trabajadores que están en los márgenes; los que siempre tuvieron problemas para llegar a fin de mes y cuyas perspectivas laborales son más negras que nunca. En una recesión, se les agravan los problemas de vivienda y de subsistencia. Eso, en muchos países, requiere la intervención del gobierno. Necesitarán, además, apoyo estatal para adquirir nuevas habilidades.
Pero hay esperanza para los cuatro grupos. Pueden lograr mejores resultados aprovechando al máximo la ayuda que pueda brindar el gobierno para mejorar y actualizar sus habilidades.
La tradicional de una carrera laboral no va a existir como lo conocemos. En lugar de pedir a la gente que elija una profesión o una carrera, habría que alentarla a averiguar qué tipos de problemas les interesaría resolver y desarrollar las habilidades necesarias para hacerlo. Porque la solución de problemas es una habilidad trasladable que no va a cambiar con la tecnología.
Los empleados no necesariamente tienen que ser especialistas en materias como ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas, pero sí van a tener que entender cómo encajan ciertas tecnologías y habilidades técnicas dentro de la actividad que elijan. En realidad, ya quedó superada la idea de que las habilidades técnicas no tienen relación con otro tipo de conocimiento. Los jóvenes, en particular, deberían hacer todo lo posible por convertirse en humanistas con conocimientos tecnológicos. Deberían tener experiencia técnica y también habilidades para resolver problemas humanos.
El mismo consejo vale para los empleados en la mitad de su carrera que ya tienen acumulados años de experiencia. Deben tratar de mantenerse al día con el cambio tecnológico no como tecnólogos sino como personas que pueden usar herramientas tecnológicas. Van a tener que aprender a trabajar junto a tecnologías como por ejemplo drones, robots y procesos robóticos.