El compromiso de abordar el cambio climático se ha acelerado en todos los sectores de la economía. Las promesas de alcanzar una huella neta cero de las empresas, ciudades, estados y regiones se duplicaron en el último año. La descarbonización de las cadenas de suministro es una gran oportunidad para que las empresas pongan en práctica dichos compromisos.
Una nueva investigación publicada por Boston Consulting Group (BCG) y el Foro Económico Mundial muestra cómo el manejo de las emisiones en la cadena de suministro puede cambiar las reglas de juego en la lucha global contra el cambio climático.
El reporte “Net-Zero Challenge: The Supply Chain Opportunity” analiza las ocho principales cadenas de suministro mundiales que representan más del 50% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Entre los hallazgos, se evidencia que la descarbonización de estas cadenas de suministro subiría los costos del consumidor final solo entre 1% a 4% a mediano plazo.
Asimismo, desglosa las principales fuentes de emisiones a lo largo de cada una de las ocho cadenas de suministro: alimentos, construcción, moda, bienes de consumo de rápido movimiento, tecnología, automotriz, servicios profesionales y transporte de mercancía. Además, evalúa cuales son las herramientas clave que deben ser utilizadas para reducir las emisiones en cada una y demuestra que éstas pueden ser implementadas de manera fácil y a bajo costo. El reporte también aborda la globalidad de muchas cadenas de suministro, lo que permitiría a las empresas apoyar la descarbonización a través de las fronteras y en países donde los gobiernos aún no dan prioridad a la acción climática.
“El argumento de que los costos son una barrera importante para reducir las emisiones cada vez tiene menos peso”, explica Francisco Hidalgo, partner de BCG. “Según este estudio alrededor del 40% de las emisiones de las ocho cadenas de suministro principales que analiza se pueden eliminar con medidas que generan ahorros o tienen costos de menos de 11 dólares por tonelada de CO2 equivalente”.
La oportunidad de impacto es más alta para las empresas orientadas al consumidor, cuyas emisiones de la cadena de suministro superan con creces las emisiones directas de la fabricación. Estas empresas pueden utilizar su poder adquisitivo para impulsar una descarbonización rápida y ayudar a financiar la transición mediante la coinversión con los productores de materias primas, que luchan por financiar la transición por sí solos.
Por ejemplo, aunque a un productor de acero le cuesta mucho más fabricar acero sin carbono, las materias primas como el acero representan una proporción tan baja de los precios para el consumidor final que un automóvil sin carbono, a medio plazo, es sólo un 2% más caro para el comprador.
El informe señala nueve acciones importantes que los directores ejecutivos deberían tomar para abordar las emisiones de la cadena de suministro, que incluyen:
- Crear una visión sólida de las emisiones con datos específicos del proveedor y establecer objetivos ambiciosos para la reducción de emisiones.
- Rediseñar productos y reconsiderar estrategias de abastecimiento geográfico para optimizar el CO2.
- Cofinanciar medidas de reducción y educar a los proveedores sobre cómo implementar soluciones bajas en carbono.
- Participar en los ecosistemas de la industria para compartir las mejores prácticas y crear una señal de demanda de productos ecológicos.
- Alinear los incentivos internamente para asegurar que los tomadores de decisiones se concentren en reducir las emisiones.