En algunos lugares superaron el promedio en más de 10º. El 20 de julio en el pueblo de Verkhoyansk , en el noreste de Siberia, hubo 38º de calor, la temperatura más alta jamás registrada en la Siberia ártica.
Que se registre semejante calor en una zona tradicionalmente gélida es un hecho que llamó la atención del proyecto World Weather Attribution (WWA) en el que colaboran investigadores del clima de todo el mundo para cuantificar el papel que juega el cambio climático en los acontecimientos de clima extremo. Siempre hubo ese tipo de acontecimientos, incluso antes de la era de las industrias modernas, pero las temperaturas que resultan del calentamiento global los vuelven más frecuentes y más graves.
La ola de calor en el Ártico ha tenido profundas consecuencias. La capa de hielo que flota en la superficie del Océano Ártico siempre se reduce en el verano antes de volver a crecer durante los fríos y oscuros meses del invierno. Pero los últimos datos satelitales muestran que el encogimiento fue mucho menor el último mes de junio.
En tierra firme, la ola de calor provocó incendios en toda la región. El Ártico se está calentando a un promedio que duplica el del resto del planeta y, según otras investigaciones recientes que cita The Economist en su última publicación, el calentamiento continuará por décadas cualquiera sea la velocidad o intensidad de la reducción de emisiones. Eso indica que las naciones del Ártico se deben preparar para más veranos sofocantes.