Para los desarrolladores el mayor desafío va a ser transformar las monótonas oficinas en espacios dinámicos que promuevan la colaboración, un lugar que los empleados deseen visitar al menos dos veces a la semana aunque no estén obligados a hacerlo. Si no lo logran, muchos evitarán el viaje diario y trabajarán desde su casa.
Hasta ahora, los neoyorquinos se abstienen de ir a las oficinas. En un día cualquiera, las oficinas están ocupadas en un 20% según Kastle Systems, una compañía de seguridad.
Los neoyorquinos insisten en que su ciudad siempre resurge, de la ruina fiscal de los 70, de los ataques terroristas de septiembre 2001 o de la crisis financiera de 2008. Lo que proyectó siempre a la ciudad en los últimos 20 años es, principalmente, su relato sobre el talento. La lógica siempre ha sido que si la ciudad de Nueva York podía atraer a los mejores y los más brillantes de todo el mundo, con su combinación exclusiva de arte, cultura, restaurantes y mucho más las grandes compañías serían atraídas para instalarse allí. Eso, a su vez, atraería más talento.
Sobre esa base Google, Facebook, Disney, Pfizer y JPMorgan, entre muchas otras, hicieron grandes inversiones en bienes raíces en Manhattan en los últimos años. Aun durante la pandemia los grandes grupos tecnológicos siguieron invirtiendo.
Hubo un aumento en alquiler de departamento en los últimos meses, aunque con precios reducidos. Eso sugiere que los trabajadores jóvenes siguen interesados en vivir en Nueva York, aun después de la pandemia.
Los líderes de las grandes empresas apuestan a que la vuelta a la oficina se acelerará a partir de septiembre, especialmente ahora que más de 70% de la población de la ciudad está vacunada y se han levantado la mayoría de las restricciones. Se esperan ahora meses de retorno a la normalidad.
