El porcentaje de los que están entre los 18 y los 24 y duermen aun en el dormitorio de su niñez creció desde 2005. Antes de ese año, solo uno de cada tres adultos volvía a la casa de mamá y papá. Y la proporción crece a pesar de que la economía está mejorando y el empleo juvenil decreciendo. En ciclos económicos anteriores, el número de personas jóvenes viviendo con sus padres disminuía Como resultado – y por eso la encuesta la realiza una inmobiliaria – disminuye la demanda de vivienda, algo que no se sospecharía tratándose ésta en ese país de la generación más grande desde la del Baby Boom.
Aunque el número de adultos de menos de 30 años creció 5 millones desde 2006, el número de unidades habitacionales sólo creció 200.000 según el Harvard Joint Center for Housing Studies.
Los expertos interpretan esto como una consecuencia de los altos alquileres y las difíciles condiciones hipotecarias, que dificultan a los jóvenes lograr comprarse la primera vivienda.