Es una cifra sorprendente. Prácticamente la mitad de los llamados millennials, los jóvenes de entre 20 y 30 años, viven con mamá y papá en casa. Este dato se desprende de una investigación de Pew Research realizada en los Estados Unidos, donde también se estima que esta altísima cifra es la mayor cantidad de jóvenes viviendo con sus padres desde 1940 hasta hoy. De acuerdo al mismo estudio, dos de las razones más fuertes para que se de este fenómeno es que por un lado las mujeres ingresaron masivamente al campo académico y por lo tanto tardan más en terminar sus estudios. Eso dificulta la vieja moda de independizarse a temprana edad. Por otro lado, las mujeres (y sus parejas) no se casan como antes. La posibilidad de que una mujer contraiga matrimonio hoy es la mitad que hace algunas décadas.
Las raíces económicas
Pero la cuestión con los millennials no termina ahí. En efecto, el cambio cultural y generacional tiene un impacto fuerte en este fenómeno. La generación Y se toma con más calma la búsqueda laboral, dando mucha más preferencia a la experiencia que al sueldo y no se conforman con cualquier trabajo sin sólo con los trabajos que además les dan placer y satisfacción fuera de los estrictamente económico, por lo que la fase de independencia llega mucho más tarde. En parte porque esos trabajos requieren especializarse y capacitarse, ya sea formalmente con una carrera universitaria o de manera informal. Los millennials que buscan emprender también se ven incentivados a quedarse en el hogar donde pueden experimentar e invertir sin el riesgo de quedarse sin techo y comida. En el caso de los Estados Unidos, también se estima que las grandes deudas que los estudiantes contraen para pagar sus estudios tienen una influencia nada despreciable en que abandonen sus hogares porque vivir solos les dificultaría ahorrar o incluso pagar esas deudas.
La diferencia cultural
Otra de las diferencias sustanciales entre un joven hoy y un joven de antes es la cultura. Los millennials son una generación diferente que tiene otras metas y una visión totalmente diferente del mundo. Por ejemplo, nacer en un mundo con pocos contratiempos y en el cual las necesidades se satisfacen rápidamente de la mano de la tecnología y otros factores es un cambio muy importante. Esto los hace menos tolerantes al fracaso, a la frustración y, por ende, puede costarles más la adaptación a nuevos escenarios, sobre todo cuando son de mayor complejidad. Los millennials también son menos fieles a las empresas en las que trabajan lo cual favorece la movilidad laboral rápida y por ende la inestabilidad. Esa inestabilidad hace que sea preferible vivir con los padres a vivir solo ya que en el último caso no existe la posibilidad de no pagar un alquiler si dejamos el trabajo.
