domingo, 8 de diciembre de 2024

Las tres grandes urbes que crecen desde la pandemia

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Son Miami, Dubai y Singapur, que abren sus puertas a los capitalistas que emigran desde Nueva York, Moscú y Beijing. La élite empresarial de Nueva York se está mudando a Miami. La pandemia ha demostrado que las oficinas remotas pueden funcionar a tiempo completo.

Facilitando la deslocalización de cualquiera y magnificando lo que Ruchir Sharma llama el efecto espejo agrietado. Las grietas de Nueva York -impuestos elevados, aumento de la delincuencia, hostilidad anticapitalista latente- se reflejan en la huida hacia la ausencia de impuestos y la cálida acogida de Miami.

Un fenómeno similar se advierte en Moscú, donde la mano dura del Kremlin y la reacción mundial a la guerra de Ucrania están ahuyentando a los rusos ricos. En su lugar, optan por opciones más hospitalarias, como Dubai. Mientras tanto, la presión reguladora de Beijing empuja a los magnates a comprar segundas residencias en Singapur.

La población millonaria se redujo 12% el año pasado en Nueva York, 14% en Hong Kong y 15% en Moscú. Dubai, Singapur y Miami aprovechan deliberadamente esta migración abriendo sus puertas a los capitalistas. Estas ciudades globales figuran entre las más atractivas para los emigrantes millonarios, y ocupan los tres primeros puestos entre los mercados inmobiliarios de lujo donde se espera que los precios suban más rápidamente este año.

Todas ellas están ganando impulso como imanes para la gente. Sus estilos de vida sencillos, suavizados por climas cálidos y gobiernos eficientes, atraen a emigrantes de todas partes; ellos, a su vez, atraen nuevos restaurantes, centros comerciales ostentosos y festivales de arte.

Singapur es la más consolidada de las tres: su población millonaria de 250.000 habitantes es mucho mayor que la de Dubai o Miami y, por tanto, su crecimiento es naturalmente más lento. Sin embargo, también aquí la energía es palpable. Hace poco, Singapur abrió una agencia para acoger a empresas gestoras de patrimonios familiares. La afluencia fue tan abrumadora que la ciudad se está mostrando más selectiva a la hora de decidir quién puede optar por los incentivos fiscales.

Dubai ofrece ahora “visados dorados” que permiten a los ricos comprar propiedades y quedarse. Eso atrae a inmigrantes no sólo de Rusia, sino de todo el sur de Asia y Cercano Oriente. El boom inmobiliario está en pleno apogeo, impulsado por compras de ocho cifras. El 80% de las transacciones se realizan en efectivo, lo que hace que el mercado inmobiliario sea más estable que en burbujas pasadas.

Miami, antaño un “lugar soleado para gente sospechosa” por excelencia, también ha alcanzado una masa crítica como ciudad de gran interés. La gente se muda allí para evitar impuestos, pero también para hacer negocios en el creciente distrito financiero, pasear por las arenas blancas y comprar en el nuevo distrito de diseño, el primer barrio comercial de lujo construido expresamente en Estados Unidos.

El éxodo de Nueva York es una mala señal. Durante años, el estado ha estado perdiendo emigrantes hacia Florida, donde la población ha crecido pero el gobierno estatal gasta la mitad y la economía crece el doble de rápido. En 2022, por primera vez, Florida tenía más empleos no agrícolas que Nueva York.

La migración de puestos de trabajo y de capital son los principales indicadores del desarrollo y del declive. Las ciudades globales hostiles a la riqueza acabarán saboteando sus propias perspectivas económicas en beneficio de rivales más acogedores como Miami, Dubai y Singapur.

 

 

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