Un trabajo que interpreta el cerebro social a través de la música fue realizado por los especialistas David Greenberg, Jean Decety y Llanit Gordon.
Durante la pandemia del COVID-19 muchos individuos buscaron satisfacer sus necesidades sociales durante el aislamiento recurriendo a la música. Se vio gente cantando en los balcones, mirando conciertos en vivo en las redes sociales o cantando en grupo en forma remota. Lods autores, en un largo trabajo muestran que esas adaptaciones musicales se pueden entender a través de los últimos avances en neurociencia social de la música, un área que hasta ahora se mantenía en la oscuridad.
Los neurocientíficos de la Universidad Bar-Ilan, en Israel, y de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, identificaron importantes redes cerebrales que muestran el impacto de la música como herramienta de conexión e interacción social. Crear y escuchar música produce un incremento de la capacidad de empatía, tranquiliza y aguza las habilidades comunicacionales de las personas. Según la investigación, la música tiene la capacidad de unir diferencias y de volver más humanas a las personas.
Por eso concluyen que la música podría convertirse en el mejor aliado para comenzar a derribar las profundas divisiones sociales que hacen que el mundo, cada día, sea algo más violento e injusto.