La escasez de mujeres en tecnología – solo 22% de los profesionales en inteligencia artificial son mujeres – es una frustración para los grupos que abogan por la igualdad de género. A muchas les preocupa que el futuro digital sea hecho por hombres y para hombres. Reclaman que haya más codificadoras y más inventoras con miras a innovaciones que atiendan necesidades femeninas, como por ejemplo aplicaciones para la salud de la mujer.
El FMI ha hecho una investigación de donde resulta que se prevé una pérdida de empleo desproporcionadamente grande entre las mujeres cuando la automatización desplace cerca de 10% de los empleos en los próximos 20 años. Las mujeres van a ser las más afectadas por el alto número de empleos en la administración, un sector especialmente vulnerable a la automatización.
La tecnología crea empleos, algunos muy bien pagos. Como destaca el FMI, el reducido número de mujeres que estudia ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (las famosas Stem, por sus iniciales en inglés), podría terminar excluyendo a las mujeres de los mejores empleos.
Pero no todos creen que la inteligencia artificial va a condenar a las mujeres a avanzar por el carril más lento. Otra postura dice que a medida que las máquinas vayan reemplazan el trabajo arduo y repetido, mayor valor tendrán las habilidades tradicionalmente asociadas a las mujeres. Todos aquellos, por ejemplo, que necesitan de la inteligencia emocional.
De todas maneras, lograr equilibrio en el trabajo es una meta que debe aplicarse a todos los renglones de empleos, no solo los tecnológicos.
