viernes, 22 de noviembre de 2024

En 2004 las mujeres ya luchaban por espacio

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Era una generación de emprendedoras que buscaba hacerse un lugar en el mundo de los negocios.

A mediados de los años 80, la escasa cantidad de estudiantes femeninas que elegían carreras científicas en los niveles secundario y universitario, significó que muy pocos cargos directivos en esas áreas terminaran en manos de mujeres. En aquel momento, se atribuía esa ausencia a un sistema de educación que colocaba a las chicas en desventaja en los colegios mixtos. Quienes sostenían esa teoría abogaban por la enseñanza separada de la ciencia como la única forma de aumentar la participación femenina en la materia y, de ahí, aumentar el número de mujeres que seguirían carreras científicas.

Pasados 20 años, había aproximadamente el mismo número de mujeres y hombres estudiando esas carreras, y el argumento había cambiado muy poco. En lugar de lamentar la falta de mujeres científicas, se decía que el principal desafío que afrontaba nuestra economía era el limitado número de emprendedoras. Si productividad y crecimiento son generados a través del espíritu innovador de los emprendedores, hay que alentar a la mayor cantidad de gente posible a iniciar sus propios negocios de alto crecimiento.

Si las mujeres tienen menos probabilidad de convertirse en iniciadoras e innovadoras, entonces claramente estamos ante una pérdida neta económica y de recursos en el sentido más puro de la palabra. Aunque es cierto que el nivel promedio de innovación femenina era bajo en todo el mundo, la situación era particularmente aguda en Gran Bretaña.

“Las mujeres son las innovadoras naturales del mundo”, decía Bola Olabisi, directora ejecutiva de la Global Women´s Inventors and Innovators Network, una organización que trabajaba para mejorar condiciones y oportunidades para mujeres de negocios. “Nosotras resolvemos los problemas que encontramos, pero no encontramos problemas para resolver”. Por lo tanto, seguimos en una realidad donde hay muchas mujeres al frente de negocios de servicios cercanos a su experiencia, como enseñanza, cuidado infantil y doméstico.

Las redes

Las dificultades que experimentaban las mujeres las inducían a tender redes. La importancia de las redes para apuntalar negocios innovadores es superlativa, porque la innovación descansa no sólo en la capacidad de un individuo para inventar un producto, proceso o servicio nuevo, sino también en su habilidad para traducir ese conocimiento en una proposición comercial viable. Con mucha frecuencia, los dos atributos no se encuentran en un mismo individuo y para eso deben usarse las redes en general.

Pero cuando son mujeres las que conciben proyectos innovadores, la red es fundamental por una tercera razón: brindar asesoramiento legal y financiero, además de mentoring durante todo el período que va desde la idea hasta la concreción del negocio. “Las mujeres tienen que luchar duro si algunos de los grandes nombres se ponen molestos o les ponen barreras legales o de competencia”, explicaba Olabisi. “Una red ahuyenta a los atacantes”.

Esta nota recuperada del archivo nos muestra la visión del tema 15 años atrás y, lamentablemente, lo poco que se ha avanzado en las áreas de estudio de las ciencias duras. Sin embargo, se está intentando revertir la situación y muchas instituciones incentivan con becas a las mujeres en carreras relacionadas a la programación y el sofware. Pero esto no siempre se ve reflejado hostil el mundo laboral por lo cual las redes siguen siendo necesarias.

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