jueves, 26 de diciembre de 2024

El apio en la mesa de la historia

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Ese vegetal de sabor tan particular fue un lujo en la era victoriana.

El apio salvaje crece muy bien en terrenos pantanosos. Su cultivo como vegetal comenzó en el Mediterráneo desde tiempos muy antiguos pero no fue hasta principios del 1800 que los agricultores comenzaron a cultivarlo en las húmedas y frías tierras del este de Inglaterra. “Era difícil de cultivar y muy difícil de obtener, y eso lo hacía irresistible para las clases altas en la era victoriana”, escribe Heather Arndt Anderson.

Había muchas variedades: amarillo, rojo, a rayas y con hojas de diferente formado. A los victorianos les encantaban los blancos,que cultivaban tapándolos del sol para que no se desarrollara la clorofila.

Hacia finales del siglo 19, la locura ya se había trasladado a Estados Unidos. La ciudad de Kalamazoo contaba con el terreno ideal para su cultivo y pronto fue reconocida como la ciudad del apio.

Simultáneamente la agricultura industrial lo convirtió en un cultivo difundido por todo el país, especialmente la variedad verde.

Hoy, el jugo de apio es la última tendencia de salud que vibra en las redes sociales de la mano de famosos y famosas. Abundan las recetas con apio para una vida sana y versiones que aseguran que comer apio o beber su jugo es bueno para adelgazar.

 

La historia de apio en la cocina

De la década de 1830 a la de 1900 el apio no era la aburrida crudité de la actualidad. Era La palta de la era victoriana. En el Titanic lo servían en primera clase. Era considerado un gran lujo y una de las comidas más apreciadas en la mesa de los ricos. El acompañamiento necesario para el pago. Lo ponían en elegantes floreros, lo cocinaban con extremo cuidado y dedicación.

En 1843 Charles Dickens publica Vida y Aventuras de Martin Chuzzlewit, donde el personaje degusta un snack de apio y queso en un pub. La combinación ya estaba bien establecida en Inglaterra y finalmente terminaría evolucionando en el tallo de apio relleno con queso crema o queso azul hacia 1900.

 En 1865 un lujoso hotel de Boston pone en su menú: ensalada con apio solo o con apio aderezado. El gusto por el apio gratinado se desarrolloó poco después.

En 1868 la compañía Dr. Brown, fabricante de gaseosas de Brookling, sacó por primera vez el Celery tonic, un agua gasificada con azúcar y semillas de apio específicamente para alimentar a los hijos de los inmigrantes judíos que llegaban a Nueva York. Hoy sigue siendo una bebida popular entre las familasi judías.

En 1895 el New York Times imprime una receta para el día de Acción de Gracias: mayonesa de apio, que consistía en cubos de apio cubiertos de mayonesa y decorada con… tallos de apio.

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