Educación e investigación para exportar Conocimiento

El sector de los servicios basados en el conocimiento (SBC) en la Argentina es un sector exportador neto, aunque su tamaño relativo es reducido, por lo que es clave la inversión en el rubro. Así surge del informe del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba.

9 mayo, 2023

En la Argentina el sector de los servicios basados en el conocimiento (SBC) viene ganando terreno, e incluso se avanzó en normativas para el sector en los dos últimos gobiernos. A nivel mundial se trata de uno de los segmentos más dinámicos desde el inicio del nuevo siglo. La Argentina tiene posibilidades de posicionarse mejor de lo que está en el plano internacional.

El promedio global de variación de exportaciones del sector en la última década fue del 78%. Algunos países de Europa del Este como Rumania, Polonia y República Checa se posicionaron, incluso, por encima de este nivel. En Latinoamérica, el único país que logró superarlo fue Costa Rica, aunque, a nivel de exportaciones en millones de dólares, todavía no alcanza los niveles de la Argentina. Ambos quedan lejos de Brasil, el líder regional en exportaciones de SBC.

En comparación a los países que más aumentaron esas exportaciones en el período 2012-2021, la Argentina no registró una evolución significativa. Costa Rica, Uruguay y Colombia tuvieron en ese período una mejora superior debido en buena medida a sus políticas públicas de promoción en ciencia y tecnología.

A nivel nacional, el año pasado los SBC ocuparon el cuarto puesto en el ranking de los sectores exportadores, por encima, por ejemplo, de las ventas externas del sector bovino. En todo 2022, los SBC generaron US$ 6.758 millones en exportaciones.

El balance cambiario del sector (dólares ingresados por exportaciones menos dólares utilizados para pagar importaciones), desde el 2004 tiene saldos netos positivos, aunque de valores relativamente bajos. Es decir, hace casi dos décadas que los SBC son un generador neto de dólares. En el 2022, el resultado fue positivo en US$ 1.494 millones.

Fomento de la competitividad

Se trata de un sector que no depende de factores naturales, por lo que tiene potencial para crecer y para diversificar las exportaciones argentinas. ¿Cuáles son los factores que impulsan su crecimiento y qué necesita la Argentina para ser uno de los mayores exportadores?

Los SBC aumentaron de manera exponencial su importancia en el mercado desde comienzos de siglo, por el avance tecnológico y gracias al cambio de paradigma de las empresas. Hoy, en general, se tercerizan tareas que antes se realizaban con capital humano propio.

Según el Banco Mundial, uno de los pilares para poder participar en la Economía del Conocimiento, es una población con educación y con capacidad para crear, compartir y utilizar el conocimiento. Además, se necesitan: incentivos económicos y un régimen institucional que permita el libre flujo de conocimiento y apoye la inversión; infraestructura de la información que logre facilitar la comunicación, su difusión y procesamiento; y un sistema de innovación que aproveche el creciente conocimiento global.

Estas aristas que conforman el ecosistema de la Economía del Conocimiento, se ven reflejadas en el “Índice de Conocimiento Mundial” (GKI por sus siglas en inglés) realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en conjunto con la Fundación para el Conocimiento Mohammed Bin Rashid Al Maktoum (FCMBRAM).

El indicador observa la capacidad de un país para generar, adoptar y difundir el conocimiento. Según el GKI 2022, la Argentina ocupa el puesto 70 entre 132 países. Está mejor que Brasil (76), pero debajo de Uruguay (51), Costa Rica (56) y Colombia (60) los que mostraron una evolución significativa en la última década.

Para alcanzar el promedio mundial, la Argentina debiera mejorar algunas áreas como mano de obra calificada, graduados de la educación superior e impuestos, que son los que están por debajo del promedio de las prácticas observadas a nivel global.

Las áreas en las que se presenta solidez (relativa al promedio global) son libertad académica, concentración del mercado y pagos por propiedad intelectual.

Para que el mercado de la Economía del Conocimiento prospere, es clave la inversión en el área de investigación y desarrollo (I+D), tanto pública como privada, y también políticas que promuevan la actividad en el sector con el propósito de que los pilares obtengan la robustez necesaria.

El país que más invirtió en promedio en los últimos cinco años en I+D en la región fue Brasil; es una de las razones por las que, medido en niveles, está puntero en el ranking en Latinoamérica.

La Argentina se viene moviendo en el rango entre 0,4% y 0,6% de su PIB en inversión de I+D privada y pública. Este año, por ejemplo, debiera destinar 0,34% del PIB a inversión pública según lo establecido por la Ley N.º 27.614 de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Para tener una referencia, Israel (el principal inversor en el rubro a nivel mundial), destina algo más del 5% de su PIB a I+D; donde alrededor de 1% aproximadamente proviene del Estado, lo que muestra la importancia que complementariamente tiene el empuje del sector privado en este ámbito, cuando se permite explotar su potencial. Países como Japón y Estados Unidos también presentan grandes cifras en inversión destinada a I+D, superando ambos el 3% de su PIB.

(Ariel Barraud es Director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba; y Tania Belén Paladini  es Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba)

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