Mientras mayor sea la movilidad, menores son las restricciones. Tomando como referencia el mes de febrero 2020, previo a la cuarentena, se observa que luego de la caída en abril, se han ido flexibilizando las restricciones, y para septiembre la movilidad está un 30% por debajo de febrero.
Se pueden distinguir tres grupos: el primero muestra la relación prevista, ya que mientras más intensa ha sido la cuarentena, mayor ha sido la caída en la actividad económica. El segundo grupo, es uno en peor situación, porque son provincias con fuerte caída en actividad, aun con menores restricciones. Aquí figuran varias jurisdicciones del norte del país.
El tercer grupo no está tan mal como lo previsto; pese a fuertes restricciones, su caída de actividad no ha sido tan intensa, destacando en este cuadrante el caso de la provincia de Buenos Aires.
Las provincias más grandes son más “exportadoras” (expresadas en porcentaje de su PBI). Le ha ido mejor en exportaciones agro y agroindustriales, pero no así en otras manufacturas (automóviles). Las transferencias automáticas de coparticipación han caído en similar proporción en términos reales, pero ese impacto es mucho más fuerte para las jurisdicciones más dependientes de fondos nacionales, caso del NEA y del NOA.
En parte, las menores transferencias automáticas han sido compensadas por fondos discrecionales, pero la distribución no ha sido pareja, con un fuerte beneficio hacia Buenos Aires. Con datos preliminares del tercer trimestre, en el contexto de una fuerte caída del PIB a nivel nacional, la región menos afectada ha sido la Pampeana; aun así, la merma interanual supera el 8 %. La más complicada ha sido la Patagónica, en buena parte explicada por el impacto de los bajos precios del petróleo, seguida de NEA y NOA. Estas tres últimas regiones presentan caídas interanuales de dos dígitos en la medición preliminar del tercer trimestre.
