jueves, 21 de noviembre de 2024

Cruceros en tiempos de epidemias

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El Diamond Princess se convirtió en la incubadora perfecta para la mortal infección.

El lujoso barco partió de Hong Kong con rumbo a Yokohama en Japón un día después de declarado el estado de emergencia.

A poco de navegar se detectó el primer caso y los 3.711 pasajeros y tripulación se vieron atrapados en el peor brote de la enfermedad ocurrido fuera de China.

Su caso, con 627 casos confirmados y dos muertes, muestra que miles de personas aglomeradas en un mismo lugar constituyen el entorno perfecto para diseminar la enfermedad. También descubrió la existencia de un bache en las leyes internacionales que rigen el manejo de los cruceros. Una vez a bordo, los pasajeros están más allá de las fronteras nacionales. Si se enferman con un agente patógeno contagioso, los países pueden negarles la entrada.

 

Esto quedó perfectamente ilustrado con la angustiosa situación que vivió el Westerdam, que fue rechazado por cuatro países aunque no tenía a bordo ningún caso conocido de virus. Después de 15 días de deambular por el mar, finalmente pudieron desembarcar en Camboya. Uno de los pasajeros dio positivo.

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