Comedores de pobres llenos, hasta en Alemania

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Casi un millón y medio de alemanas acudieron a un comedor o banco de alimentos en 2013, el doble que en los últimos cinco años, según informó el semanario Der Spiegel. También en Gran Bretaña y Francia pegó la crisis.

A diferencia de otros países del continente, el Producto Bruto Interno (PBI) alemán aumentó en el último lustro, aunque el incremento de 2013 fue de tan sólo 0,4%, el menor desde 2009.

  

Pero ese superávit de la primera economía de Europa no repercutió en una mejora social, donde durante 2013 un millón y medio de personas recibieron comida de forma gratuita para subsistir, un número que se duplicó en los últimos cinco años.

  

De acuerdo con Der Spiegel, los comedores para pobres “están teniendo problemas para sostenerse ante la suba en la demanda” y hubo casos en los que tuvieron que dejar de brindar ayuda.

  

Las 918 instituciones que existen en todo el país indicaron que las donaciones, tanto privadas como públicas, “ya no son suficientes” para mantener los gastos de funcionamiento, que incluye alquileres y camiones para trasladar la comida.

  

El semanario mencionó también que algunas organizaciones tuvieron que ampliar sus servicios sociales, y además de asistir con alimentos ofrecen cursos de cocina y capacitación laboral, además de abrir jardines para madres solteras.

  

En la búsqueda de una solución al problema, el nuevo presidente de la Asociación Federal de Banco de Alimentos, Jochen Brühl, explicó que analiza eliminar la comida gratis y ponerle a cada producto un precio muy menor al del mercado.

  

Un yogurt costaría 5 centavos de euro, el pan 20 centavos y una porción de fruta 30 centavos, un sistema que, según el directivo, tiene “resultados ampliamente positivos”.

  

Pero el caso de Alemania no es excepcional: en el Reino Unido, otra economía de las más fuertes de Europa, más de medio millón de personas recibieron comida durante 2013.

  

El número casi se triplicó en el último año, como resultado de la crisis financiera, pero sobre todo por los ajustes al sistema de beneficios sociales y las políticas de austeridad del gobierno.

  

Si algo comparten el caso británico y alemán (al que se podría agregar Francia) es que los expertos apuestan a un empeoramiento de la situación por la libre circulación de ciudadanos búlgaros y rumanos por sus territorios.

  

Ambos países ingresaron a la Unión Europea (UE) en 2007 y desde el 1° de enero sus ciudadanos pueden entrar y trabajar sin restricciones en otros Estados miembro.

  

De forma preventiva y sin tener estudios sobre la repercusión social que tendrá la modificación, países como el Reino Unido decidieron imponer nuevos controles para limitar a los inmigrantes del bloque el acceso de beneficios sociales.

  

Estas medidas fueron criticadas por la vicepresidenta de la Comisión Europea, la luxemburguesa Viviane Reding, que calificó de “mito” el discurso sobre “una invasión de extranjeros que van a robarse los trabajos y el dinero de la seguridad social”.

  

En sintonía, un informe elaborado a mediados del año pasado por el Comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, el húngaro László Andor, indicó que el ingreso de ciudadanos de países de Europa del este, como el caso de los polacos, benefició a la economía británica.

 

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