En 2013, un estudio de la Martin School de la Universidad de Oxford calculaba que los próximos 20 años todos los empleos serán reemplazados por tecnología inteligente. Lo cierto es que, sea esto cierto o no, los niños que hoy van a la escuela encontrarán un mundo laboral completamente diferente. Y eso si tienen suerte.
¿Cómo se debería preparar la educación para la vida cívica y profesional en una era digital? ¿Duplicando la inversión en ciencia, en tecnología , en ingeniería y en matemáticas? No alcanza. Y la capacitación en alta tecnología tampoco, porque tiene sus limitaciones. Nadie puede siquiera imaginarse el futuro.
El futuro necesitará gente con capacidad para preguntar y responder cosas que no están en Google, como por ejemplo cuáles son las ramificaciones éticas de la automatización de las máquinas o cómo habría que distribuir la riqueza en una sociedad digitalizada. Y ese es el tipo de preguntas que entra en el campo de la filosofía.
Eso es lo que propone el actual presidente de Irlanda Michael. D., Higgins. “La enseñanza de filosofía”, dijo en noviembre, es una de las herramientas más poderosas que tenemos al alcance para empoderar a los niños, o sea, para que actúen como sujetos libres en un mundo cada vez más complejo, interconectado e incierto”. La filosofía en el aula , dice, ofrece una cultura democrática, humanista y vibrante”.
En 2013, cuando Irlanda luchaba con los efectos de la crisis financiera, Higgins lanzó una iniciativa para que se debatiera qué era lo que Irlanda valora como sociedad. El resultado fue que por primera vez se introdujo la filosofía en los colegios.
Un nuevo curso opcional para alumnos entre 12 y 16 años invita a los jóvenes a reflexionar sobre temas que hasta ahora estaban ausentes de los programas.
Ahora también están considerando la introducción de la materia en escuelas primarias.
La verdad que el pensamiento de Higgins es avanzado para su época. Los educadores creen que la filosofía no tiene sentido y los filósofos no ven la viabilidad de su materia más allá de su claustro.
El pensamiento y el deseo de entender no vienen naturalmente . Bertrand Russell lo dijo. “Muchos preferirían morir antes que pensar”. Si bien todos tenemos la capacidad para filosofar, es una capacidad que requiere entretenimiento y empujoncitos. Así como la ciencia necesita un andamiaje cognitivo, también lo necesita la filosofía.
La filosofía es difícil. Necesita que se superen prejuicios personales y la ausencia de razonamiento. Necesita el diálogo tolerante e imaginar y sopesar opiniones divergentes. La filosofía ayuda a los niños, y a los adultos, a articular preguntas y explorar respuestas que no son fáciles ni se encuentran en Twitter. Pero al menos pone ideas en el centro, no egos.
La filosofía no va a traer de vuelta los empleos. No es la cura para todos los males . Pero puede crear inmunidad contra los juicios despreocupados y las certezas sin justificación. La filosofía en las aulas nos equiparía mejor para cuestionar lo que se nos impone como la verdad.
