viernes, 22 de noviembre de 2024

Banqueros: un año de vida monacal

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Justin Welby, el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia anglicana, se propone cambiar la cultura del negocio de servicios financieros ofreciendo lugares en una comunidad casi monástica que creará en un ala de su residencia en Lambeth Palace.

Allí, los incipientes banqueros y otros futuros líderes entre las edades de 20 a 35 años, pasarán un año en retiro estudiando ética y filosofía bajo la tutela de un prior, orando y sirviendo a los pobres. El arzobispo será el abate de la comunidad, que tomará el nombre de uno de sus predecesores en la sede de Canterbury, San Anselmo.

 

Welby, quien fuera ejecutivo industrial con profundo interés en la ética empresarial, habla de esta iniciativa durante un debate en la reunión anual en Washington en el Fondo Monetario Internacional junto a Mark Carney del Banco de Inglaterra y la directora gerente del Fondo Christine Lagarde.

 

“Si no cambiamos la cultura de los líderes en los próximos cinco años habrá serias consecuencias para el negocio de los servicios financieros en materia de regulación excesiva y muchos años de falta de confianza”, dijo el arzobispo a los delegados.

 

Para ser un hombre de la iglesia Welby ha visto la avaricia de cerca, Fue tesorero de una firma británica ya desaparecida llamada Enterprise Oil, trabajó para la comisión parlamentaria sobre estándares bancarios y es experto en regulación financiera.

 

Conoce todas las formas existentes de protección de capitales y de reforma estructural para la banca europea. Cree que la Iglesia de Inglaterra puede hacer una contribución importante al cambio de cultura en la banca. “La regulación es necesaria pero no suficiente, es muy pero muy insuficiente”, le dijo al diario Financial Times. “Cada vez que se aplica una regulación la cultura se la come con el desayuno. Todos sabemos eso”.

 

A los incrédulos, Welby les recuerda la experiencia de los años 30 cuando el gran crac desencadenó un cambio en la cultura bancaria que duró hasta los años 80.

 

Si los bancos de hoy no enmiendan sus métodos, Welby vislumbra dos peligros: más inestabilidad al buscar los bancos oportunidades de alto riesgo en un entorno de bajas tasas de interés y aumento de la indignación popular que llevará a una nueva ola de fuerte regulación.

 

Un año completo para dedicar a la reflexión profunda sobre el propio yo, la motivación , la naturaleza de la antropología teológica, el compromiso con el bien común y lo que eso significa y de servicio a los pobres, es una experiencia de vida totalmente modificadora.

 

El arzobispo hace todo lo posible por no demonizar a los bancos. No es de los que buscan citas de la biblia para condenar a quienes intercambian dinero. Se reúne constantemente con banqueros para charlar en forma franca y confidencial. Su área de interés es la ética del negocio. Ese fue el tema que eligió en Durham para su tesis de teología.“La gran mayoría de los bancos de inversión”, dice, “ brindan un servicio importante a la economía, como es el de emitir deuda en beneficio de compañías que necesitan financiamiento.

Su aspiración es que esta nueva comunidad de plegarias para los futuros líderes enfocados en la ética inspire a otras organizaciones a lanzar proyectos similares. No está en contra de la toma de riesgos en sí misma, pero quiere un reconocimiento de que “el riesgo debe ser tomado por el bien común, no meramente para aumentar el nivel de ganancias del banco”.

Hasta muestra cierta simpatía con los fondos de cobertura, en los que la Iglesia de Inglaterra tiene algún dinero depositado. A la pregunta de si la venta corta de valores financieros que han sido tomados en préstamo a un tercero con la intención de comprar idénticos valores en una fecha posterior para devolvérselos a ese tercero, no es incompatible con su concepto de bien común, responde:

“No necesariamente”, contesta con cautela. “Una cobertura sensata es compensar un riesgo con otro para proteger a los beneficiarios, que son jubilados. Me parecería muy tonto impedir la actividad de los hedge funds.”

“Lo que es problemático”, aclara, “es la venta corta predatoria, que baja los precios a niveles inadmisibles para obtener posteriores ganancias”.

 

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