Vino argentino, cuarto en el mercado norteamericano

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Tres novedades en EE.UU. Primera, el vino italiano pasó a la cabeza en la importación. Segunda, el francés cayó al tercer lugar (tras el australiano, poco serio pero barato). Tercera, el argentino desalojó al chileno del cuarto puesto.

Las cifras en hectolitros, provenientes del departamento federal de Comercio, son 1.002.170 para Italia, 918.630 para Australia, 466,190 para Francia, 280.750 para Argentina y 243.290 para Chile. Por supuesto, la disparidad de precios permite “maquillar” el orden de valores a gusto del exportador.

Como se sabe, en general los vinos franceses y chilenos son bastante más caros de lo que su calidad convalida. A la inversa, los italianos y argentinos –víctimas de años de marketing pobre- cuestan menos de lo justo. Pero, en los últimos tiempos, Argentina e Italia han mejorado espectacularmente sus técnicas comerciales y compiten por precio.

En el segundo caso, influye el “factor californiano”. Ese estado produce los vinos norteamericanos de mejor calidad –muy superiores a los de hace veinte años, aun sin llegar al nivel de Chile, Italia o Argentina- y sus marcas líderes llevan nombres de familias italianas. Por otra parte, como señala el instituto de vinos y alimentos (Roma), la actividad de poderosas cooperativas locales se hace sentir en la exportación.

En esencia, los vinos italianos preferidos en EE.UU. provienen de Toscana, empezando por el chianti clásico, pero comienzan a competir los de Valle
Reale, Abruzos. Ahora asoma otro concurrente, que podría ser fuerte: los cavas catalanes, que están desalojando de varios mercados al disminuido champagne francés. Entre los tintos, el malbec argentino compite muy bien contra varios cortes franceses de nombre, al parecer no tan buenos como antes.

Las cifras en hectolitros, provenientes del departamento federal de Comercio, son 1.002.170 para Italia, 918.630 para Australia, 466,190 para Francia, 280.750 para Argentina y 243.290 para Chile. Por supuesto, la disparidad de precios permite “maquillar” el orden de valores a gusto del exportador.

Como se sabe, en general los vinos franceses y chilenos son bastante más caros de lo que su calidad convalida. A la inversa, los italianos y argentinos –víctimas de años de marketing pobre- cuestan menos de lo justo. Pero, en los últimos tiempos, Argentina e Italia han mejorado espectacularmente sus técnicas comerciales y compiten por precio.

En el segundo caso, influye el “factor californiano”. Ese estado produce los vinos norteamericanos de mejor calidad –muy superiores a los de hace veinte años, aun sin llegar al nivel de Chile, Italia o Argentina- y sus marcas líderes llevan nombres de familias italianas. Por otra parte, como señala el instituto de vinos y alimentos (Roma), la actividad de poderosas cooperativas locales se hace sentir en la exportación.

En esencia, los vinos italianos preferidos en EE.UU. provienen de Toscana, empezando por el chianti clásico, pero comienzan a competir los de Valle
Reale, Abruzos. Ahora asoma otro concurrente, que podría ser fuerte: los cavas catalanes, que están desalojando de varios mercados al disminuido champagne francés. Entre los tintos, el malbec argentino compite muy bien contra varios cortes franceses de nombre, al parecer no tan buenos como antes.

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